La primera mención de Armina (Armenia) aparece en las escrituras cuneiformes de la época del rey Darío I de Persia (siglos VI-V a.C.). Pero el nombre dado a los armenios –gai (jai)– proviene del país de Gaiasa (Jaiasa), mencionado en las escrituras hititas del siglo XII a.C. Los urartos, antecesores directos de los armenios, en los siglos IX-VI a.C., establecieron un poderoso Estado que tuvo por capital a Tushpa (hoy Van, Turquía). En el 782 a.C. fundaron la fortaleza de Erebuni, al norte del país (hoy Ereván, capital de Armenia).

Desmoronado el estado de Ur, surgió el antiguo reino armenio. Los primeros gobernantes fueron sátrapas (virreyes) de los shas de Persia. En La Anábasis, Jenofonte describió la retirada de los griegos en Armenia entre el 401-400 a.C. La obra da testimonio de la próspera agricultura, horticultura y ganadería del país, y de su riqueza en vinos, trigo y frutas.

Luego de los viajes de Alejandro Magno y del surgimiento del Imperio Seléucida, empezó la helenización de Armenia, que dio impulso a la vida cultural. El estado Seléucida cayó bajo poder de los romanos en el 190 a.C. y Armenia se independizó. El gobernante local se proclamó rey de la Gran Armenia, con el nombre de Artashés I.

Dio comienzo entonces la edad conocida como Época de Oro, cuya cumbre se dio bajo el reinado de Tigrán II el Grande (años 95-55 a.C.), quien unió las regiones de habla armenia y anexó territorios. Se extendieron fronteras al Mediterráneo por el sur, al mar Negro por el norte y al mar Caspio por el este. El imperio de Tigrán cayó bajo las legiones romanas y los partos. Armenia fue proclamada «amiga y aliada del pueblo romano», eufemismo habitual para los vasallos de Roma.

En el año 301 d.C. Armenia fue el primer estado del mundo que adoptó el cristianismo como religión. Grigori el Ilustrador, primer pontífice, fundó el monasterio de Echmiadzín, sede hoy de los patriarcas de la Iglesia armenia. El país perdió integridad estatal y desapareció en el año 428, cuando se repartió entre el Imperio Romano y el nuevo reino de Persia. Garní, un templo helénico del siglo I, cerca de Ereván, es uno de los monumentos que refleja ese período. La Iglesia, identificada con el sentimiento nacional de Armenia, permitió mantener la unidad del pueblo, luego de perder su organización estatal.

En el año 405, el monje Mesrop Mashtots elaboró el alfabeto y consolidó la escritura nacional de Armenia. Ese alfabeto urde la continuidad entre las culturas antigua, medieval y moderna. En el siglo V floreció la literatura religiosa y laica, además de la historiografía. Luego se desarrollaron las ciencias naturales. En el siglo VII, Ananías Shirakatsí escribió sobre la redondez de la Tierra y planteó la hipótesis de varios mundos habitados por seres dotados de razón.

Armenia se repartió entre Bizancio y Persia, en los siglos V y VI. Los persas, con dominio de las regiones orientales, procuraron extirpar el cristianismo, lo que desencadenó una insurrección popular. Su líder, el príncipe Vartán Mamikonián, libró en el año 451, junto a 60 mil hombres, una batalla en el valle de Avaraev, contra un ejército persa superior en número. Los armenios fueron derrotados, Vartán fue muerto, y los persas sufrieron graves pérdidas. Luego de la victoria los persas renunciaron a la colonización espiritual del país, y los caídos en combate fueron canonizados por la Iglesia armenia.

En el siglo VII, Persia cayó ante la invasión árabe, y los gobernantes musulmanes incluyeron bajo su mando a las regiones armenias. Los armenios lucharon por su independencia hasta el siglo IX, cuando el príncipe Ashot Bagratuní se coronó rey y gobernó de forma independiente.

La prosperidad del reino de los Bagratidas decayó en el siglo XI, bajo la presión bizantina y de los seljuks, llegados a la Transcaucasia desde Asia Central. Hubo príncipes armenios que cedieron tierras al emperador bizantino, a cambio de tierras en Cilicia (hoy Turquía), en las que se instalaron armenios que huían de los turcos.

En el siglo XI, la Dinastía Rubénida fundó en Cilicia un nuevo estado armenio, que perduró 300 años. Cilicia se mantuvo unida a los estados de la Europa occidental. Las tropas armenias intervinieron en las Cruzadas y, a través de matrimonios interdinásticos los Rubénidas llegaron al círculo de los gobernantes europeos. En 1375, la Armenia cilicia cayó frente a los mamelucos de Egipto, quienes preservaron la ciencia, la cultura y la literatura, en tanto la Armenia original fue devastada por invasiones y guerras.

Los turcos otomanos sustituyeron a los seljuks, y comenzaron en el siglo XIII la conquista del Asia Menor. En 1453 tomaron Constantinopla e invadieron Persia. Las guerras entre Turquía y Persia se desarrollaron en territorio armenio y, en el siglo XVII, el país se repartió entre ambos imperios musulmanes.

En 1722, las tropas rusas incursionaron en la Transcaucasia y ocuparon Bakú y algunos territorios de Persia. Encabezados por David-bek, un grupo de príncipes armenios (maliks) de Nagorni (Alto) Karabaj se sublevaron, y se unieron a los rusos. A la muerte del zar Pedro el Grande, quien apoyó a los armenios, Rusia firmó la paz con Persia. Una nueva guerra entre Rusia y Persia empezó en 1804 y finalizó en 1813, con la firma del Tratado de Paz de Gulistán, por el cual Karabaj y otros territorios históricos de Armenia fueron incorporados al Imperio Ruso

En el siglo XIX Rusia hizo varias guerras contra Turquía y Persia, y anexó nuevos territorios armenios. Finalmente, Rusia incorporó la parte oriental de Armenia, habitada por más de dos millones de armenios. La mayor parte de las tierras armenias, con una población superior a cuatro millones, continuó en poder de Turquía.

Protegida por Rusia contra las invasiones y guerras, Armenia Oriental prosperó, mientras en el Imperio Otomano los armenios fueron objeto de vejaciones y persecuciones. Los frecuentes disturbios y motines fueron drásticamente reprimidos. Pretextando que en la Primera Guerra Mundial los armenios manifestaron simpatía por el ejército ruso que atacaba desde la Transcaucasia, el régimen de los Jóvenes Turcos perpetró la masacre de casi dos millones de armenios. Se fusiló a los hombres, y las mujeres y los niños fueron enviados a los desiertos de Siria, donde morían de hambre. Los sobrevivientes se refugiaron en las colonias armenias del exterior.

Tras la caída del Imperio Ruso, se proclamó en Ereván la República Armenia independiente. Turquía atacó Armenia en 1918 y en 1920. La economía de la joven república sufrió graves pérdidas y su territorio se vio reducido. En 1920, una coalición de comunistas y nacionalistas proclamó la República Soviética de Armenia. En 1921, una sublevación derribó al gobierno. Ayudados por el Ejército Rojo, llegado desde Azerbaiján, los comunistas restablecieron en tres meses su poder.

En 1922, Armenia, Georgia y Azerbaiján formaron la Federación de Repúblicas Socialistas Soviéticas del Transcáucaso y se unieron a la URSS. Para evitar tensiones étnicas entre armenios y azeríes musulmanes, el régimen soviético implementó la separación de las nacionalidades en entidades político administrativas diferentes, y trasladó poblaciones enteras. En 1936 se disolvió la federación del Transcáucaso y las repúblicas se integraron por separado a la URSS.

Durante el 50 aniversario del genocidio de 1915, que se realizó en Ereván en 1965, los manifestantes reclamaron las tierras del Alto Karabaj. La primera petición para reunificar Karabaj con Armenia se realizó en 1963, al presidente de la URSS, Nikita Khruschev. Desde entonces, hay dos corrientes antagónicas: en Armenia, a favor de la reunificación, y en Azerbaiján, en contra. En 1968 hubo violentos choques de armenios y azeríes en Stepanakert, capital de Karabaj.

En 1988, impulsados por la apertura política de la URSS (conocida como glasnost), los armenios de Nagorni Karabaj (80% de la población) iniciaron una campaña para unirse con Armenia. El Soviet (Parlamento) Regional de Karabaj ratificó la resolución y en Armenia la reunificación fue acogida con entusiasmo. Moscú reaccionó adversamente y envió tropas a reprimir en Ereván y Stepanakert.

En 1991, 99,3% de los armenios votaron en un referéndum en favor de la separación de la URSS. El Soviet de Armenia se independizó y ese año Levon Ter-Petrosian fue electo presidente con el 83% de los votos. En octubre de 1991, Nagorni Karabaj proclamó la independencia, con el 99% del electorado a favor de la separación. Azerbaiján replicó con un cerco económico y militar, que derivó en la guerra entre ambas repúblicas. En diciembre, Armenia se integró a la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y, en 1992, fue admitida en la ONU.

En 1993, fuerzas pro armenias lograron importantes victorias en Nagorni Karabaj, pero Yereván les retiró –al menos oficialmente– el apoyo incondicional. En 1994 –cuando, según Azerbaiján, las fuerzas armenias habían conquistado 12.000 km2 del territorio en disputa– Rusia presionó para un cese del fuego. Unas 20 mil personas murieron por la guerra y un millón fueron desplazadas de sus hogares.

Tras la caída de la URSS, desaparecieron las inversiones y la ayuda soviética a la industria. El cierre de las fronteras con Azerbaiján y Turquía devastó la economía, dependiente del petróleo y de materias primas del exterior.

En 1995, los poderes del presidente fueron ampliados y el gobierno programó la liberalización de precios y una serie de privatizaciones. Ter-Petrosian fue reelecto en 1996, bajo sospechas de fraude. La situación social –20% de desempleo–, y demostraciones públicas en contra de la política acerca de Nagorno Karabaj, provocaron su renuncia en 1998. Completó el período Robert Kocharian, nativo de Karabaj, que se impuso sobre Karen Demirchian, jefe del Partido Comunista en la época soviética.

Demirchian, convertido a la Alianza Miasnutyun (Unidad), fue electo en 1999 como presidente del legislativo. Un grupo armado, sin vínculo con organizaciones políticas, mató dentro del Parlamento al primer ministro Vazgen Sarkisian, a Demirchian y a seis legisladores. Kocharian, logró que el grupo se entregara a cambio de garantías personales, y nombró a Aram Sarkisian (hermano del líder muerto) como primer ministro. En 2000, la oposición acusó al presidente de obstaculizar la investigación del atentado al Parlamento. Para controlar la crisis, Kocharian destituyó a Aram y nombró a Andranik Markarian en su lugar.

En 2001, Armenia ingresó como miembro pleno al Consejo de Europa. El Parlamento Europeo reafirmó una resolución de 1987 que indica que Turquía ingresará a la Unión Europea sólo cuando reconozca públicamente la autoría del genocidio armenio.

El Papa Juan Pablo II visitó por primera vez el país en 2001 y tomó contacto con la Iglesia Apostólica Armenia, que había roto con el Vaticano en el siglo VI.

Ese mismo año Vladimir Putin se convirtió en el primer mandatario ruso en visitar Armenia luego de su independencia. Moscú y Yereván firmaron un acuerdo de cooperación económica y un tratado que autorizó al ejército ruso a defender las fronteras armenias con Turquía e Irán. Este tratado fue base para la creación del Comité de Seguridad Colectiva, conformado por Armenia, Rusia, Belarús, Kazajstán, Kirguizstán y Tajiskistán. En 2002, en Yereván, se sumaron tratados de cooperación militar contra el extremismo islamista.

Robert Kocharian ganó las elecciones de 2003, con casi el 50% de los votos. Su principal opositor, Stepan Demirchian (hijo del asesinado Karen Demirchian), del Partido Popular, nacido en Yereván, obtuvo casi el 30%. Las elecciones se realizaron bajo sospecha de fraude y en medio de arrestos a partidarios de Demirchian, tanto en la capital como en las provincias del país.

La Corte Constitucional Armenia determinó que los arrestos violaron la Convención Europea de Derechos Humanos, mientras que el Consejo de Europa reiteró su llamado a reformar el Código de Delitos Administrativos del país, que data de la era soviética.

La economía, hasta la independencia, se había basado en la industria química, maquinaria, productos electrónicos, comida procesada, caucho sintético y dependía en gran medida de recursos del exterior. Tras la caída de la URSS, desaparecieron las inversiones y la ayuda soviética a la industria. El cierre de las fronteras con Azerbaiján y Turquía devastó la economía, dependiente del petróleo y de materias primas del exterior. El potencial de carbón, gas y petróleo del país, que es escaso, no ha sido desarrollado.

Desde 1995 en adelante, los sectores productivos tradicionales cambiaron, orientándose hacia el procesamiento de piedras preciosas, la fabricación de joyas, la tecnología en comunicaciones y el turismo, logrando un fuerte crecimiento de la economía. Este progreso continuado, habilitó préstamos del FMI y del Banco Mundial, así como de países extranjeros. Para continuar su crecimiento en el siglo XXI, Armenia deberá reducir el déficit presupuestal, estabilizar la moneda, favorecer el desarrollo de la agricultura, el procesamiento de comida, el transporte, además de fortalecer la salud y la educación.

Con votación de 92 a 1, el parlamento armenio abolió la pena de muerte en setiembre de 2003, ratificando el Protocolo No. 6 de la Convención Europea de Derechos Humanos. El presidente Kocharian modificó la sentencia de 42 prisioneros, que cumplirían cadena perpetua.

En diciembre de 2003, seis personas fueron sentenciadas a cadena perpetua por su participación en el asalto de 1999 al parlamento que cobró la vida del entonces primer ministro y de varios legisladores.

A fines de mayo de 2004, los ministros de Relaciones Exteriores de Armenia y Azerbaiján se reunieron en la ciudad de Stirin (República Checa) para buscar una solución pacífica al conflicto de Nagorno- Karabaj. La reunión fue convocada por los integrantes ruso, francés y estadounidense del Grupo de Minsk de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa. Este era el más antiguo de los conflictos territoriales postsoviéticos.

En junio de 2004, la UE congeló más de 100 millones de dólares de ayuda para Armenia debido a que el país se rehusó a dar una fecha precisa para el cierre de una vieja planta nuclear rusa. La planta Metsamor ubicada a 40 km al oeste de Yereván –cerrada en 1988 y reabierta en 1995– estaba construida en una de las zonas sísmicas más activas del mundo.

Cientos de miles de personas tomaron las calles de Yereván en abril de 2005, cuando se cumplían 90 años de la masacre perpetrada por el Imperio Otomano, para presentar sus respetos a las víctima y exigir reconocimiento mundial de lo que la mayoría de los armenios sostiene fue el primer genocidio del siglo XX. El presidente Kocharian lideraba por entonces los esfuerzos para que las muertes fueran reconocidas como genocidio, pero Turquía seguía aduciendo que se trataba de meras bajas de guerra. Francia, Rusia, Polonia y Alemania se encontraban entre 15 países que presionaban a Ankara para que reconociera el genocidio, mientras Turquía se aprestaba a ingresar a la Unión Europea.

En marzo de 2007, Armenia e Irán inauguraron la primera sección de un gasoducto que uniría ambos países. El gasoducto serviría para reducir la dependencia energética de Armenia con Rusia.