Bélgica, Holanda, Luxemburgo y una parte del norte de Francia, forman la región de los Países Bajos, con historia común hasta 1579 (véase Holanda). La separación entre el idioma romance y el germánico coincidió con el límite del Sacro Imperio Romano-Germánico, que dividió a los Países Bajos por la mitad.

Entre 1519 y 1814 las provincias sureñas fueron sucesivamente gobernadas por España (1519), Austria (1713) y Francia (1794). Luego de la caída de Napoleón en 1814, las potencias europeas impusieron la unificación con el norte. Las provincias del sur habían ya forjado una identidad propia y no estaban dispuestas a aceptar una autoridad holandesa.

La economía de la región reposaba en la producción de lino y la manufactura textil, cuya expansión fomentó un gran crecimiento demográfico. Terratenientes y manufactureros coincidieron y la concentración de los telares facilitó la industrialización.

En 1830, la burguesía belga se armó contra las autoridades holandesas. El conflicto se generalizó, y las potencias reconocieron la independencia de las provincias del sur, que desde entonces se llamaron Bélgica. El Congreso adoptó la monarquía parlamentaria, que ha sobrevivido hasta nuestros días, con un cuerpo elector de propietarios.

A fines del siglo XIX, los obreros exigieron el derecho de voto y mejores condiciones de trabajo. Tras violentos incidentes, el gobierno aprobó leyes de vivienda popular y de protección en el trabajo, en particular a mujeres y niños. El Parlamento cambió la Constitución y, en 1893, se implantó el sufragio universal masculino, pero en forma limitada. El voto universal, sin limitaciones para los hombres fue introducido en 1919.

Entre 1880 y 1885, el rey Leopoldo II, al frente de un grupo de inversores, financió expediciones internacionales al Congo, que convirtió en su enclave privado. La mala administración económica, junto con las severas protestas de varios países europeos por la excesiva represión y explotación que sufrían los nativos, forzó al gobierno belga a asumir al Congo como colonia en 1908. Con esto vieron fin los peores excesos, si bien tanto el gobierno como la iglesia y los negocios belgas aumentaron su influencia en el territorio durante los años subsiguientes.

En el siglo XX el sistema democrático se vio dos veces amenazado debido a las guerras mundiales. Sin embargo, prevaleció en ambos casos. En 1914 Bélgica negó a Alemania permiso para cruzar su territorio, lo que la involucró en la guerra. El Tratado de Versalles devolvió a Bélgica los territorios de Eupen y Malmédy. Bélgica firmó en 1920 un acuerdo de asistencia militar con Francia y, el año siguiente, se unió económicamente con Luxemburgo. En África, las tropas belgas ocuparon las ex colonias alemanas de Rwanda y Burundi luego de que la Liga de las Naciones les otorgara un mandato.

Entre 1940 y 1944 Bélgica fue ocupada por Alemania. El retorno del rey –prisionero de guerra de los alemanes– generó controversia. En un plebiscito, 57% votó por la vuelta, pero la tensión en la región valona obligó a Leopoldo III a abdicar en favor de su hijo Balduino en 1950.

En 1947, Bélgica, Holanda y Luxemburgo formaron la asociación económica llamada Benelux, en el marco de la entonces llamada Comunidad Económica Europea (hoy Unión Europea). Bélgica se integró asimismo a la OTAN en 1949. En 1960 se independizó el Congo belga, pero Bélgica y las potencias occidentales siguieron interviniendo en la ex colonia (después, Zaire, actual República Democrática del Congo). En 1962 se independizaron Rwanda y Burundi.

En 1970 se les adjudicó a las comunidades lingüísticas mayor autonomía en lo atinente a cuestiones culturales. En 1980, el Parlamento aprobó una nueva estructura federal, con las regiones de Flandes, Valonia y Bruselas como distritos capitales, lo que inició un proceso de descentralización que aún continúa.

En 1975, las mujeres belgas conquistaron el derecho a igual remuneración que los hombres.

A partir de 1983 la instalación de cohetes nucleares de la OTAN en el país generó una polémica nacional. En 1984 y 1985 instalaciones de la OTAN sufrieron atentados. Los misiles fueron retirados en 1988 tras un acuerdo de reducción de armamentos entre Estados Unidos y la URSS. Junto con los misiles, desapareció una vez más el movimiento de masas.

El 31 de julio de 1993, tras 43 años de reinado, murió el rey Balduino, quien fue sustituido por su hermano Alberto.

Al mismo tiempo, el Parlamento aprobó cambios constitucionales que transformaron a Bélgica en un Estado federal. En mayo de 1995 los votantes eligieron por primera vez, además de sus representantes al Parlamento, a los 75 miembros de las tres nuevas asambleas regionales de Bruselas, Flandes y Valonia. El primer ministro Jean Luc Dehaene, en el poder desde 1992, obtuvo una clara victoria en los comicios nacionales.

En 1997 el gobierno cerró el presupuesto con un déficit de 2,7% del PBI. A pesar de la enorme deuda pública, que excedía claramente los criterios del Tratado de Maastricht, se le permitió a Bélgica ingresar a la Unión Monetaria Europea.

Los acuerdos de Lambermont, en 2001, continuaron la reforma del Estado por vía de la descentralización. Se transfirió el control de la agricultura y el comercio exterior a Flandes y Valonia. La seguridad alimentaria siguió siendo un asunto federal; por años se sucedieron escándalos vinculados a la alimentación que amenazaron al país. La fiebre porcina, la enfermedad de la vaca loca y la aftosa forzaron la dimisión de Dehaene y llevaron al poder a una coalición liderada por Guy Verhofstadt, líder del Partido Liberal Flamenco. Coaligado con socialistas y verdes de ambas comunidades, Verhofstadt dejó fuera del gobierno, por primera vez en 41 años, a los democristianos.

En base a la ley de genocidio de 1993, los crímenes contra la Humanidad cometidos en cualquier parte del mundo pueden ser juzgados en Bélgica. En 2001, cuatro ciudadanos rwandeses fueron sentenciados en Bruselas por tomar parte en el genocidio de 1994. Ese año, la ley de genocidio motivó que el premier israelí, Ariel Sharon, cancelara su visita a Bélgica por denuncias palestinas de las masacres de 1982 de Shabra y Shatila, en Líbano. A partir de la presión diplomática el canciller Louis Michel restó fuerza de forma considerable a la ley de genocidio.

En 1996, Marc Dutroux fue arrestado por el secuestro, violación y asesinato de varios niños. La opinión pública se escandalizó ante la noticia y se perdió confianza en el aparato policial y el judicial. La renuncia de un alto magistrado durante el proceso de investigación desencadenó una protesta masiva (la Marcha Blanca). Esto provocó reformas en el aparato policial y el Poder Judicial.

En 2001 Bélgica reanudó relaciones diplomáticas con la República Democrática del Congo. El premier Verhofstadt y el canciller Michel visitaron la ex colonia para fomentar las negociaciones de paz que deberían poner fin a la guerra en el oriente de aquel país.

El flujo de refugiados provenientes del Tercer Mundo y países ex comunistas se convirtió en tema político en Europa. Bélgica siguió la tendencia europea, abolió todo apoyo económico a los refugiados e implementó un rápido proceso de deportación.

En julio de 2001 Bélgica asumió la presidencia de la Unión Europea e impuso el impuesto Tobin a las transacciones financieras internacionales, en la agenda europea. El 1° de julio de 2004 se votó la ley sobre el impuesto Tobin en el Parlamento Belga. La ley entraría en vigor una vez que los otros miembros de la UE también votaran por su implementación. Para enero de 2002, el euro reemplazó al franco belga como moneda nacional.

En agosto de 2002 el gobierno accedió a una controvertida venta de armamento a Nepal, que según la oposición atentaba contra la ley que prohíbe la venta de armas a países en guerra civil. La coalición de gobierno se mantuvo hasta las elecciones de junio de 2003, pese a que enfrentó una gran sucesión de problemas, en las que los partidos integrantes obtuvieron la mayoría de los votos.

En setiembre, Bélgica se convirtió en el segundo país del mundo, después de Holanda, en legalizar la eutanasia.

Un comité de prestigiosos historiadores completó el estudio por los alegatos de muerte de 10 millones de congoleses en manos de la armada privada del rey Leopoldo II. Bruselas asumió la responsabilidad moral y presentó sus disculpas por la muerte, en 1961, de Patricio Lumbumba, primer ministro de la República Democrática del Congo, tras un golpe de Estado en manos del cabecilla de las fuerzas armadas, Mobutu Sese Seko.

En julio de 2004 murieron 15 personas y más de 120 resultaron con quemaduras graves en una explosión ocurrida en la planta industrial Ghislenghien en Ath (pueblo situado 30 Km. al suroeste de Bruselas). Varios de los fallecidos habían estado investigando una pérdida de gas de un gasoducto que transportaría el combustible desde las costas belgas hacia Francia. La explosión fue catalogada por el gobierno belga como «uno de los peores desastres de los últimos tiempos». París brindó helicópteros y ayuda médica de emergencia.

Tras meses de negociaciones fallidas acerca de derechos lingüísticos en un distrito que incluía partes de Flandes y Bruselas, el gobierno ganó un voto de confianza en el parlamento en mayo de 2005; la decisión final fue diferida otros dos años.

En abril de 2006 Bélgica se convirtió —luego de que el parlamento aprobara la ley por un voto de diferencia— en el cuarto país del mundo, tras España, Holanda y Canadá, en legislar en favor de que los matrimonios gay adoptasen niños. En 2003 había sido el segundo país del mundo en autorizar bodas de personas del mismo sexo.

Los demócrata cristianos derrotaron a la coalición de gobierno en las elecciones generales de junio de 2007. El líder, Yves Leterme, declaró que era « un tiempo de cambios, la gente quiere un curso diferente» y anunció la necesidad de devolver el poder a las regiones de Flandes, al norte, y Valonia, al sur.