El territorio que comprende el actual Bangladesh y el estado indio de Bengala Occidental fue poblado cerca del año 1.000 a.C. por pueblos dravídicos que fueron conocidos luego como los bang. El primer gran imperio dravídico se extendió sobre la mayor parte del territorio de la actual India. Fue conocido como el Imperio Maurya y se extendió desde el III al I a.C. Durante dicho imperio, un jefe budista llamado Gopala, llegó a Bengala, tomó el poder y se convirtió en el primer gobernante de la dinastía Pala, que duró del 750 a.C. hasta el 1150 d.C. Gopala y sus sucesores dieron a Bengala gobierno estable, seguridad y prosperidad, al tiempo que el budismo se extendió, desde el Estado, hacia los territorios vecinos.

Los senas, militantes hindúes, reemplazaron a los palas como gobernantes de una Bengala unificada hasta la conquista de los turcos, en el año 1202. En la oposición al hinduismo brahmánico de los senas y su sistema de castas, un enorme número de bengalíes, especialmente aquellos de las castas más bajas, se convertirían luego al Islam.

Los turcos gobernaron por varias décadas, hasta que fuerzas del emperador mogol Akbar el Grande los conquistaran en el año 1576. La Compañía de las Indias Orientales, una empresa privada británica, se formó en el 1600, durante el reino de Akbar y operó según concesiones otorgadas por la reina Isabel I, estableciendo una base comercial en Bengala, en el río Hughly, en 1650, y fundando la ciudad de Calcuta en 1690.

Si bien la meta inicial de la Compañía de Indias era comerciar bajo concesiones de los gobernantes locales, el colapso del Imperio Mogul (1526-1858) la alentó a involucrarse más directamente tanto en política como en actividades militares dentro del subcontinente. Siraj ud Daulah, gobernador de Bengala, confrontó con su ejército a los británicos en 1757, en Plassey, y resultó derrotado por Robert Clive, un joven oficial de la Compañía. Para 1815, ésta no podía ser desafiada militarmente y, para 1850, la influencia y el control británicos se habían extendido hacia los territorios que, en 1947, serían los estados independientes de India y Pakistán.

Las dificultades en el control administrativo de Bengala determinaron que, en 1905, el gobernador general británico, lord George Curzon, dividiera la populosa y extendida provincia en dos sectores, oriental y occidental. Se establecieron así dos nuevas provincias: Bengala Oriental, con capital en Dhaka, y Bengala Occidental (hoy el estado de Bengala Occidental, en India), con capital en Calcuta, que a la vez era capital de la India Británica. Si bien muchos musulmanes bengalíes vieron la división como un reconocimiento a su diferencia cultural y política respecto de la mayoritaria población hindú –la Liga Musulmana Panindia (LM) declaró su apoyo a la partición–, ésta fue vehementemente criticada por el Congreso Nacional Indio (CNI), organización política dominada por hindúes, fundada en 1885 y apoyada por la élite de Calcuta. En 1912 los británicos anularon la partición de Bengala, constituyendo la provincia reunificada como presidencia, y desplazando la capital de India de Calcuta hacia una zona menos conflictiva, Nueva Delhi.

Durante la Primera Guerra Mundial el CNI apoyó a Gran Bretaña esperando que, luego de la guerra, la Corona recompensara la lealtad india con concesiones políticas. La LM fue más ambivalente, quizás debido a que el desmembramiento del Imperio Otomano presagiaba la destrucción de la última gran potencia islámica. En 1920 fue lanzado el Movimiento Jilafat (MJ), nacionalista, indio y panislámico, con fuerte tono anti-británico. Los líderes del MJ y Mahatma Gandhi, la figura principal del CNI, realizaron un acuerdo que resultó en la defensa conjunta del autogobierno para India, en la agitación en pos de la protección de los lugares sagrados del Islam y la restauración del califato en Estambul. Sin embargo, en 1922 el acuerdo sufrió un doble golpe cuando su movimiento de no-cooperación fue abortado y el MJ perdió su propósito debido a que los nacionalistas turcos de posguerra abolieron el sultanato, proclamaron una república popular –anulando asimismo la institución del califa– y enviaran a la familia real otomana al exilio. Eclipsado el acuerdo hindú-musulmán, el espíritu de unidad comunal nunca fue restablecido en el subcontinente.

En agosto de 1947, los ingleses dividieron India y transformaron una parte del territorio en Pakistán. También fue dividida Bengala. Las regiones de mayoría musulmana, conocidas como Bengala Oriental, pasaron a formar parte de Pakistán, y las mayoritariamente hindúes pasaron a integrar la India. Al promulgarse la nueva Constitución de Pakistán en 1956, a Bengala Oriental se la llamó Pakistán Oriental. El pueblo bangladeshí –molesto por la gran transferencia de recursos de la región hacia el resto del país y con la oligarquía militar–burocrática instalada en Pakistán Occidental– reclamaba autonomía regional, y procuró establecer un gobierno autónomo. En reacción a estos reclamos los militares pakistaníes tomaron enérgicas medidas contra civiles. El pueblo de Pakistán Oriental –que pasó a denominarse Bangladesh– declaró la independencia, inició un movimiento de resistencia armada y formó un gobierno en el exilio, en India, con el jeque Mujibur Rahman como presidente. En diciembre de 1971 expulsó a las fuerzas de ocupación y un año después adoptó una Constitución que establecía una democracia parlamentaria. La democracia, la laicidad, el socialismo y el nacionalismo fueron declarados principios básicos del Estado, y se nacionalizaron las grandes industrias, bancos y compañías de seguros.

Sin embargo, el reto de sanear una economía destruida por la guerra y plagada de problemas resultó excesivo para el partido de gobierno –la Liga Awami– y para sus inexpertos líderes. En poco tiempo el fervor nacionalista desapareció y dio paso al descontento generalizado y al surgimiento de movimientos políticos armados. En diciembre de 1974 el gobierno declaró el estado de emergencia nacional, se suspendieron los derechos civiles fundamentales, se proscribieron los partidos políticos y se prohibió la actividad sindical. El único partido que permaneció fue el Bakshal, integrado fundamentalmente por los miembros de la Liga Awami y los comunistas pro-soviéticos. Los periódicos fueron cerrados y una nueva ley de prensa prohibió toda opinión opositora.

En medio de esta situación el ejército se rebeló y un grupo de militares en actividad y algunos retirados asesinaron al presidente, jeque Mujibur Rahman, y a su familia, promulgando la ley marcial. Luego de sucesivos golpes de Estado, el General Ziaur Rahman, que había emergido como hombre fuerte, y había fundado el Partido Nacionalista de Bangladesh (PNB), fue asesinado en una tentativa de golpe de Estado, y en marzo de 1982 el ejército logró derrocar al gobierno y colocar al general Hossein Mohammed Ershad en la presidencia. Luego de que el Partido Jatiya (PJ) ganó las elecciones nacionales de 1986 y que las denuncias de fraude electoral provocaran masivos levantamientos populares, Ershad disolvió el Parlamento. La confianza en la integridad política era tan baja que las elecciones de 1988 fueron boicoteadas por los principales partidos así como por un gran porcentaje del electorado.

La gradual islamización de la política llevó a que, en 1989, una enmienda constitucional declarase al Islam como religión oficial. Según la Constitución, una mujer sólo puede heredar la mitad de lo que hereda su hermano. En la práctica, esta fracción va a dar a manos de su esposo o es guardada como dote. Las feministas bangladeshíes aseveran que las mujeres son tratadas como bienes y no como individuos, ya que pertenecen a sus padres en la infancia, a sus esposos en el matrimonio (la mayoría se casa a los 13 años de edad) y a sus hijos cuando alcanzan la vejez. Su trabajo en los hogares y cosechas no es incluido en las estadísticas de producción oficiales, y el divorcio (que es prerrogativa de los hombres bajo la ley islámica) puede obtenerse con facilidad si la productividad de la mujer decae. Sin embargo, luego de que en 1991 Ershad fue depuesto y se llamó a elecciones, tanto la Liga Awami (LA) como el Partido Nacionalista de Bangladesh (PNB) presentaron mujeres como sus principales candidatos –ambas viudas de ex líderes políticos–. Begum Khaleda Zia, del PNB, fue electa en marzo y declaró su apoyo al establecimiento de un régimen parlamentario. Cinco meses después de su triunfo electoral, y con aprobación unánime de los legisladores de ambos partidos, el Congreso de Bangladesh reemplazó el sistema presidencial por el parlamentario.

La identidad de Bangladesh como país musulmán se vio reafirmada con la Guerra del Golfo (1990-1991). Este sentimiento se intensificó en 1992 cuando comenzó la repatriación de refugiados musulmanes. A comienzos de ese año, Bangladesh recibió a unos 250.000 musulmanes biharíes que habían apoyado a Pakistán en 1971. En junio, llegaron 270.000 musulmanes rohingya, escapando a la persecución en Myanmar, un país predominantemente budista. Los acuerdos de repatriación firmados por ambos países en 1992 no lograron detener el flujo de refugiados.

Bangladesh ha sido desde siempre una sociedad predominantemente rural. La agricultura constituye aproximadamente la mitad del PBI, en tanto sólo el 10% proviene de manufacturas. En las décadas de 1970 y 1980, se cosechaban en el país más de 7.000 variedades de arroz; en tiempos recientes se cultiva extensivamente sólo una variedad.

En un país donde el ingreso anual medio no superaba los 170 dólares per cápita, y donde las viviendas del 50% de la población eran de barro y carecían de saneamiento –un baño era compartido entre 50 familias– se produjo un acelerado éxodo hacia las ciudades y los barrios marginales se engrosaron. En ese marco, el 95% del presupuesto del país era destinado al pago de su deuda externa, ya que para 1992 Bangladesh mantenía una fuerte dependencia de la ayuda internacional. El 95% de los programas de desarrollo eran financiados desde el exterior por Estados Unidos, Japón, el Banco Asiático de Desarrollo (ADB) y el Banco Mundial. En 1990 Polli Sree, una organización no gubernamental (ONG) liderada por mujeres, organizó grupos comunitarios en procura de mejorar las condiciones económicas, la salud y la educación de los bangladeshíes. Los programas desarrollados por Polli Sree tienden a concientizar acerca de las cuestiones de género, así como también atribuir más poder a mujeres pobres y niñas, a través de un aumento en sus conocimientos y aptitudes, y otorgándoles mejor acceso a la ayuda financiera.

A pesar de que las elecciones de 1996 –realizadas bajo control del ejército– fueron consideradas fraudulentas, Khaleda Zia conservó el cargo. A la paralización del país promovida por la Liga Awami siguieron los enfrentamientos entre la policía y los activistas opositores. La violencia no cesó con la caída de Zia, y el gobierno fue entregado por el ex titular de la Suprema Corte de Justicia, Mohammed Habibur Rahman, a la jeque Hasina Wajed, quien fuera elegida como primera ministra en las segundas elecciones en cuatro meses. A lo largo de 1997 continuaron los conflictos sociales, que se incrementaron en diciembre con una sucesión de huelgas convocadas por los partidos de la oposición a raíz del pacto firmado por el gobierno para terminar con la insurgencia armada en el sureste del país. Durante varios días, tanto quienes apoyaban como quienes se oponían a estas huelgas, realizaron marchas en ciudades –Dhaka, Chittagong, Barisal, Syleht y Rajsani, entre otras– y en muchos pueblos pequeños, y dejaron al país semiparalizado.

Con el fin de mantener la competitividad en las exportaciones, el Banco Central de Bangladesh decidió, en noviembre de 1999, una nueva devaluación del taka de un 3%. El principal partido de oposición, el Nacionalista de Bangladesh, PNA, afirmó que esta medida recomendada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) –que advirtió que la moneda estaba sobrevaluada– iba en contra de la población, entre otras cosas porque era la decimosexta devaluación realizada por este gobierno desde 1996.

En el marco de la guerra estadounidense contra el terrorismo, en setiembre de 2001, Dhaka accedió al pedido de Washington de utilizar su espacio aéreo, puertos y aeropuertos en caso de invasión a Afganistán. En noviembre el jefe de Estado Badruddoza Chowdhury viajó a Washington para entrevistarse con el secretario de Estado Colin Powell. En tanto EE.UU. buscaba afianzar el apoyo de Bangladesh –uno de los países musulmanes de mayor tamaño– a su campaña contra Afganistán, Chowdhury esperaba beneficios económicos para el país a cambio de su apoyo. Luego de tres días de conversaciones, altos funcionarios de Bangladesh e India anunciaron, en marzo de 2002, nuevas medidas para reducir la tensión a lo largo de la frontera común de 4.000 kilómetros. Entre otras, se resolvió el patrullaje conjunto de la zona y encuentros periódicos entre los comandantes a cargo. En junio de 2002 Chowdhury renunció a la presidencia y en setiembre de 2002 asumió como presidente Iajuddin Ahmed.

Ante el drástico aumento de la violencia contra la mujer, en marzo de 2002, se elaboraron leyes que castigan con pena de muerte los ataques con ácido sulfúrico. Mientras el uso de ácido aumentó en un 50% entre los años 2000 y 2002, de acuerdo a registros policiales, en el transcurso de 2001 hubo 13.339 casos de violencia doméstica, cifra que sextuplicaba la de 1995 (2.048). Como en Myanmar, Camboya, Pakistán entre otros, en Bangladesh el ácido sulfúrico –barato y de fácil acceso– es utilizado por varones para desfigurar, y a veces matar, a mujeres y niñas; las razones esgrimidas para estos ataques comprenden la negativa a aceptar ofertas de matrimonio, peleas domésticas y disputas por la propiedad de los bienes. Además, a lo largo del año 2002 fueron denunciados 3.189 casos de violación –49 más que el año anterior–, y de tortura hasta la muerte de mujeres y niños. Frente a esta situación, Khaleda Zia, que volvió a ser reelecta primera ministra en 2001, propuso dos leyes adicionales a las ya existentes para tratar de revertir la tendencia.

En mayo de 2004, la LA acusó al gobernante Partido Nacional de buscar aumentar la mayoría parlamentaria cuando la cámara enmendó su constitución y reservó 45 escaños a las mujeres. Las parlamentarias deberían ser electas en proporción a la votación alcanzada por cada partido en la última elección.

En julio, Bangladesh fue arrasado por las lluvias; severas inundaciones afectaron dos tercios del país y dejaron más de 20 millones de personas aisladas o sin hogar. El 40% de la capital, Dhaka, quedó sumergida tras la crecida de ríos. Más de 200 personas murieron en todo el país y, en algunas áreas, las aguas alcanzaron los máximos niveles históricos.

En diciembre un maremoto devastó Asia del Sur. En Bangladesh un fuerte temblor de tierra, ocasionado por el cataclismo, dejó dos personas muertas.

En 2005, Transparencia Internacional y Reporteros Sin Fronteras (RSF) publicaron informes que situaban a Bangladesh entre los dos países más corruptos del mundo, junto a Haití. Por su parte, el documento de RSF señalaba, además, que Bangladesh, por tercer año consecutivo, era el país en el que más periodistas habían sido agredidos o amenazados de muerte.

La oposición lanzó una campaña contra el sistema electoral, a partir de abril de 2006, que incluyó manifestaciones violentas. Finalmente, las elecciones programadas para enero de 2007 fueron suspendidas, el presidente Ahmed declaró el estado de emergencia y se hizo cargo del gobierno interino.

Los ex-primeros ministros Khaleda Zia y Sheikh Hasina, junto a otros líderes políticos, fueron acusados de corrupción, en abril de 2007.