Hace entre 20 mil y 35 mil años, a finales de la Edad del Hielo, arribaron los primeros seres humanos al norte del continente americano provenientes de Asia: un número impreciso, pero amplio, se desplazó hacia el sur, junto al borde occidental de la capa de hielo norteamericana. La evidencia arqueológica y las tradiciones orales permiten reconstruir el marco previo al contacto con los europeos. Hubo doce principales grupos lingüísticos entre los pueblos que habitaron lo que hoy es Canadá: algonquinos, iroquianos, siuán, atabascos, kootenios, salishan, wakashan, tsimshian, haidan, tlinglit, inuktitut y beotukán. Dentro de cada grupo existían divisiones políticas y culturales: por ejemplo, los iroqueses y los hurón eran dos grandes subgrupos del pueblo iroquiano; estos subgrupos estaban, a su vez, subdivididos. Cuando sucedió el contacto con los europeos, los iroqueses habían organizado una confederación: la Liga Iroquesa, que reunía las tribus mohawk, oneida, onondaga, cayuga, y seneca. Una sexta tribu, la tuscarora, se sumó más tarde. Los inuit (esquimales), que hoy viven en las regiones árticas de Canadá, fueron los últimos pueblos aborígenes en llegar. Los europeos que arribaron a América del Norte en el siglo XVI calcularon entre diez y 12 millones de indígenas habitando el subcontinente.
Los pueblos de los bosques del este (hurones, iroqueses, petunes, neutrales, ottawa y algonquinos), crearon una economía mixta de caza y agricultura, complementada con el comercio. Las confederaciones hurón e iroquesa desarrollaron extensos sistemas de comercio y alianzas políticas con otros grupos. Los pueblos del extremo norte no desarrollaron comunidades supratribales, en tanto que los de la costa oeste y los bosques orientales formaron sofisticadas instituciones políticas, sociales y culturales. Los grupos se autogobernaban y eran políticamente independientes.
En el año 985 d.C. marinos vikingos que viajaban de Islandia a Groenlandia fueron desviados de su curso por los vientos y divisaron la costa de Labrador. En el año 1000 el vikingo Leif Ericson fue el primer europeo que desembarcó en el norte de América, estableciéndose una colonia en lo que los vikingos describieron como Vinlandia, que desapareció entre los siglos XIV y XV.
Giovanni Caboto (marino italiano), viajó en 1497, desde Bristol, comisionado por el rey de Inglaterra, para encontrar un camino más corto a Asia (conocido luego como Pasaje Noroeste). Al explorar Caboto y sus hijos las costas de Labrador, Newfoundland («tierra recién encontrada») y posiblemente Nueva Escocia, y descubrir las frías aguas noroccidentales del Atlántico repletas de cardúmenes, flotas portuguesas, españolas y francesas cruzaron ese océano para pescar en los grandes bancos. Algunas flotas desembarcaron en Newfoundland para secar su presa antes de volver a Europa. Los ingleses prestaron poca atención a la pesca atlántica hasta que en 1583 sir Humphrey Gilbert reclamó las tierras alrededor de la hoy isla de St. John, en Newfoundland. Los franceses también reclamaron partes de Newfoundland, principalmente en las costas norte y oeste de la isla. La pesca abrió el contacto entre pueblos nativos y europeos: aun cuando cada parte tenía fuertes sospechas respecto a la otra, hubo comercio esporádico entre tripulaciones pesqueras e indios. El comercio pesquero abrió paso al de pieles.
Desde 1756 hasta 1763, se libró una feroz guerra entre Francia y Gran Bretaña por el control de los territorios coloniales en la zona. Luego de algunas primeras victorias francesas, los británicos lograron la rendición de los asentamientos en Québec y avanzaron sobre Montreal. En 1763, el tratado de París otorgó a Gran Bretaña todas las colonias francesas del este del río Mississippi. La lengua francesa y la religión católica fueron reconocidas en Québec en 1774. En 1791 esta colonia se dividió en Alto Canadá (hoy Québec) y Bajo Canadá (hoy Ontario). La colonización creció en torno al lucrativo comercio de pieles y consolidó una población europea local, cercana al medio millón a fines del siglo XIX. En 1867, el Acta Británico-Norteamericana estableció que la Constitución canadiense sería similar a la de Inglaterra: el Poder Ejecutivo investido por el rey y delegado en un gobernador general con su Consejo, y el Legislativo ejercido por un parlamento compuesto por el Senado y la Cámara de los Comunes.
En 1931, el Parlamento británico liberó las provincias y sus dominios del Acta de Validación de las Leyes Coloniales, cediendo a Canadá autonomía legislativa. Ese año, Noruega reconoció la soberanía canadiense sobre las regiones árticas al norte de su territorio principal. En 1981, el gobierno canadiense acordó con el Parlamento inglés la transición constitucional, que culminó en 1982 sustituyendo la Carta de 1867 por el Acta de Canadá. La misma concedió autonomía para reformar la sustituida Carta y transformó el país, en un estado asociado del Reino Unido. El Acta de 1982 incluyó una Carta de Derechos y Libertades, reconoció la herencia plurinacional y los derechos indígenas, el principio de igualdad de beneficios entre las diez provincias y la soberanía de las mismas sobre sus recursos naturales. La provincia de Quebec, en su mayor parte francófona, no suscribió este acuerdo.
El sentimiento religioso y nacionalista invocado para enfrentar la ocupación de los protestantes ingleses en 1760, hizo que Québec asumiera históricamente la misión de guardiana de la fe católica, la lengua y la «raza» francesa en América del Norte. Misión cumplida, pues los 6.000 franceses de 1769 llegaron a ser 6 millones de quebequenses en 1960. En Québec, donde cuatro quintos de la población, habla francés como primera lengua y conserva su identidad cultural, la autonomía provincial fue y sigue siendo un tema delicado. En 1977, el gobierno del separatista Partido Quebequense (PQ), liderado por René Lévesque, adoptó el francés como idioma oficial en la educación, el comercio y la administración local. Lévesque descartó una separación unilateral y propuso una «asociación soberana», con unidad monetaria y aduanera, pero un plebiscito de 1980 rechazó la fórmula, por 59,5 contra 40,5% de los votos. En 1990, un sondeo de opinión reveló que 62% de los quebequenses seguía apoyando la «libertad» para su provincia.
La ley inglesa rigió largo tiempo los asuntos de género en América del Norte y no fue hasta 1929 que se concedió la persona jurídica a la mujer canadiense. La Constitución de 1982 definió por primera vez la igualdad de derechos legales entre la mujer y el hombre; cada provincia posee una ley sobre la igualdad de los derechos, que asegura el acceso a la vivienda, trabajo, servicios y otras oportunidades, sin discriminación de raza, religión, edad, nacionalidad y sexo. El matrimonio entre personas de un mismo sexo (se trate de hombres o mujeres) es actualmente legal en Canadá, uno de los pocos países del mundo en adoptar esta legislación.
Los gobiernos liberales liderados por Pierre Trudeau ganaron las elecciones de 1968, 1972, 1974 y, tras breve administración conservadora, en 1980. Trudeau distendió los vínculos tradicionales de Canadá con Europa Occidental y EE.UU., se aproximó al Lejano Oriente, África y América Latina y no se sumó al bloqueo económico contra Cuba. La recesión económica internacional provocó la caída de popularidad del PL y favoreció al Partido Conservador (PC): su líder, Brian Mulroney, abogado laboralista y empresario oriundo de Québec, sustituyó en 1983 al primer ministro John Turner (sucesor de Trudeau al frente de los liberales). Mulroney restableció las relaciones especiales del pasado de Canadá y EE.UU., al negociar en 1985 un acuerdo de libre comercio, que entró en vigencia en 1989. Dicho acuerdo fue criticado por liberales y sectores opositores, por considerarlo demasiado favorable a EE.UU.; sin embargo obtuvo apoyo masivo en las elecciones de 1988.
La victoria conservadora se dio gracias a los votos quebequenses (dada la creciente pujanza de empresarios de habla francesa), y al Acuerdo del Lago Meech, impulsado por Mulroney y firmado en 1987, donde el gobierno federal cedió importantes poderes a todas las provincias y, reconoció a Québec su especificidad cultural. El Acuerdo del Lago –que para entrar en vigencia debía ser aprobado por todas las provincias– fue bloqueado por Newfoundland y Manitoba. En Manitoba el único voto por la negativa fue de un indígena que no aceptó la cláusula que declara a Québec como «sociedad diferente».
El primer lugar en el comercio externo de Canadá es ocupado por EE.UU., y viceversa, pero las ventas canadienses a su vecino representan un quinto del producto nacional, mientras que en sentido inverso es menor a 3%. Ninguna de las grandes economías occidentales mantiene ese grado de desequilibrio, comparable sólo a la dependencia de los países del Sur con respecto a los países industrializados del Norte. El Tratado de Libre Comercio de 1989, reforzó la integración de Canadá a la economía estadounidense: por medio del comercio, los créditos y las inversiones en el país, EE.UU. aseguró el control de los recursos naturales y una participación mayoritaria en las acciones de la industria canadiense. Se llegó a calificar de colonial esta dependencia, aunque Canadá sea la octava potencia industrial y el nivel de vida ocupe el décimo lugar en el mundo (según estadísticas de la OCDE).
Las Fuerzas Armadas Canadienses (CF) tienen la responsabilidad de proteger los intereses nacionales dentro y fuera de fronteras, la defensa de Norteamérica en cooperación con EE.UU. y los compromisos de seguridad derivados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), además de ceder personal a los Cuerpos de Paz de la ONU. En 1985, se tensaron las relaciones entre Ottawa y Washington debido a que un guardacosta estadounidense atravesó el Pasaje Noroeste sin autorización canadiense. EE.UU. reconoce la soberanía de Canadá sobre las islas árticas pero no sobre sus aguas y un litigio similar existe en aguas cercanas a las islas francesas de St. Pierre-et-Miquelon. Tampoco Canadá ha logrado avances en su pretensión de que EE.UU. controle la emisión de gases de sus industrias, que provocan en territorio canadiense lluvia ácida. Ottawa se comprometió a reducir a la mitad sus propias emisiones: el programa, en curso preveía reducirlas al 20% para 2005.
En 1991 se inició la segunda fase de un gigantesco proyecto hidroeléctrico en Bahía James, fronteriza entre Québec y Ontario y hacia la cual confluyen cientos de ríos. La primera etapa, denominada La Grande, generaría algo más de 10 mil megavatios de electricidad. La región afectada por las obras constituye el territorio de caza y pesca de casi 11 mil cree y 7.000 inuit, quienes por más de 5.000 años han poblado la zona. La segunda etapa del proyecto completaría el embalse de los ríos e inundaría 10 mil km2 más de territorio.
Ese mismo año, el Grupo Internacional de Trabajo para asuntos indígenas declaró que el gobierno canadiense no respetaba los derechos religiosos de la población mohawk y denunció varias formas de agresión como la construcción de un campo de golf en sus territorios sagrados. Ese mismo año, en una conferencia organizada por el canadiense «Comité Mujeres Indígenas 500», las delegadas de 22 países americanos rechazaron la dominación y discriminación machistas de que son objeto y decidieron recobrar el liderazgo que tenía la mujer en la sociedad indígena antes de la llegada de los colonizadores europeos.
Los primeros pueblos de Canadá han ido agrupándose para defender sus derechos: entre 1960 y 1970 se creó la Hermandad Nacional Indígena (NIB), entidad representativa ante la opinión pública y el gobierno federal. La NIB fue reemplazada luego por la Organización de las Primeras Naciones Indígenas (OFIN). Los indígenas reivindican el respeto a los tratados que afirman los derechos sobre sus tierras y recursos. Los que viven de la caza y de la pesca: cree, dene, innu, haida e iroqueses, reivindican el autogobierno de las comunidades indígenas.
En 1992, se firmó en Iqalut, entre la Federación Tungavik de Nunavut (FTN), el gobierno federal y, el gobierno de los Territorios del Norte (TN), el Acuerdo Político de Nunavut, que confirmaría la eventual división de los TN y el nacimiento de un nuevo gobierno en Canadá: el del territorio Nunavut. Ese mismo año, mientras el país vivía una intensa polémica por los crecientes reclamos de autonomía de Québec, Canadá, EE.UU. y México firmaron el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Un año después, Mulroney, con el más bajo índice de popularidad, renunció al PC y por lo tanto al gobierno. Kim Campbell (ministra de defensa) se convirtió en la primera mujer con el cargo de primer ministro. En las elecciones generales de 1993, el PL recuperó el poder con una gran victoria sobre el PC, que redujo su representación en la Cámara de los Comunes de 155 bancas a dos; el liberal Jean Chrétien asumió en noviembre y, al mes siguiente, Campbell dimitió como líder del PC.
Reducir la deuda pública y los gastos del Estado, bajar el desempleo y manejar las tendencias separatistas en Québec fueron las principales ocupaciones del gobierno entre 1994 y 1995. Chrétien llegó al 13% en popularidad luego de las elecciones pero en Québec, donde triunfó el PQ, el gobernador Jacques Parizeau se comprometió a convertir Québec en un estado soberano.
La separación se rechazó por referéndum, en 1995, por el 50,6% de los votos; la amenaza secesionista retrocedió en 1996, pese a la alta votación de la opción separatista (49%). El gobierno federal transfirió algunos poderes a las provincias, a fin de apaciguar los nacionalismos. Lucien Bouchard (líder secesionista) reemplazó a Parizeau, tras la derrota en el referéndum. Pese al crecimiento de la economía ese año el desempleo aumentó y siguieron las disputas con EE.UU. a raíz del comercio de empresas canadienses con Cuba.
En 1997, Chrétien ganó nuevamente las elecciones legislativas, con 155 de 301 cargos, seguido por el PR, el PQ, el Nuevo Partido Democrático (NPD) y el PC. Presionado por los separatistas, el gobierno prohibió exhibir el pabellón canadiense dentro de la Cámara de los Comunes en 1998. Ese mismo año, la Suprema Corte falló que Québec no podía separarse sin consentimiento del gobierno federal. Éste se comprometió a negociar la secesión, de existir el consentimiento de la mayoría quebequense.
Tras 50 años de gobierno federal, los inuit finalmente consiguieron en 1999 el control formal de una quinta parte del territorio, en Nunavut. Dada la ausencia de infraestructura que les permitiera explotar las riquezas minerales del territorio, los 25 mil inuits siguieron dependiendo de subsidios y pagos de bienestar social del gobierno.
Debido a una ola de críticas a su gestión, Chrétien –contra la opinión de miembros de su partido– adelantó las elecciones para el 2000, las mismas le dieron la mayoría absoluta en la Cámara de Comunes y 17 bancas más que en 1997. El PL ganó además votos en Québec, debilitando a los separatistas. La excepcional situación de la economía (según la ONU, Canadá ocupó ese año el primer puesto en el ranking mundial de nivel de vida) impulsó a los votantes a apoyar al primer ministro y su equipo. El país también calificó al tope en el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas.
Negociaciones secretas entre el gobierno de Québec y líderes indios de la comunidad cree acordaron, en 2001, que éstos recibirían 2.200 millones de dólares canadienses por permitir un peritaje ambiental que habilitara la construcción de un proyecto hidroeléctrico. Para la mayoría de los 12 mil cree, que por décadas habían combatido la creación de una represa, el acuerdo fue una traición de sus líderes y contradice la milenaria convicción de que la tierra es sagrada y no debe ser dañada.
Tras los ataques del 11 de setiembre de 2001 a EE.UU., tropas canadienses se sumaron a la guerra contra el terrorismo liderada por el presidente George W. Bush. En 2002, Chrétien declaró en una entrevista televisada que, de los atentados de Nueva York y Washington, Occidente debía aprender que «no se puede ejercer el poder hasta el punto de humillar a los otros» y que «el mundo occidental se está haciendo demasiado rico en relación a los países pobres». Las declaraciones se sumaron, en 2003 a la negativa de Canadá de apoyar cualquier acción militar contra Irak que careciera del apoyo de la ONU y resultaron en críticas feroces a Chrétien por parte de la oposición conservadora, que le exigió pedir disculpas al gobierno de EE.UU..
El PL ganó las elecciones provinciales de Québec en 2003, poniendo fin a nueve años de gobierno del partido separatista: Jean Charest sustituyó a Bernard Landry (sucesor de Bouchard), como primer ministro. El PL ganó 75 de las 125 bancas de la Asamblea Nacional de Québec. En las elecciones nacionales de ese año, Paul Martin (ministro de finanzas), fue electo primer ministro; Chrétien se retiró, luego de diez años de mandato.
Un escándalo financiero comprometió seriamente al primer ministro Martin en febrero de 2004. La auditoría general de la nación informó de la malversación de varios millones de dólares que el gobierno habría usado para programas de apoyo y publicidad política. Durante la investigación federal, el juez decidió que el PL sólo podría permanecer como asistente en la comisión investigadora, por lo que no podría interrogar testigos.
En junio de ese año, el PL ganó nuevamente las elecciones pero perdió 30 bancas; por primera vez en 25 años fue necesario conformar un gobierno de minorías. Las urnas dieron al PL 135 de los 308 escaños de la cámara de los comunes, 99 fueron para los conservadores, 54 para el separatista Bloc Quebecois, 19 para el NPD y uno para los independientes.
El fuerte respaldo obtenido por el Bloc Quebecois abrió las puertas a un nuevo plebiscito acerca de la secesión.
El escándalo de corrupción que estallara en 2004 acarreó la caída de Martin en noviembre de 2005, ante el retiro del voto de confianza por parte del parlamento. El conservador Stephen Harper asumió en enero de 2006, tras 12 años de gobierno liberal.
Luego de una intensa investigación que involucró a más de 400 agentes, la policía de Toronto detuvo, en junio, a 22 personas que planeaban ataques con explosivos en el país. Diecisiete de los detenidos fueron procesados. Las autoridades canadienses aseguraron que las 3 toneladas de nitrato de amonio (una sustancia comúnmente usada en los fertilizantes, pero que puede emplearse también en la fabricación de bombas) en poder de los detenidos equivalía al triple del utilizado en el atentado de 1995 en Oklahoma, Estados Unidos, que mató a 168 personas.
El gabinete había votado en mayo la extensión de las actividades militares canadienses en Afganistán, hasta 2009. Tropas canadienses, junto a británicas y australianas, componían el contingente de la OTAN al que las fuerzas estadounidenses cedieron el control del sur de Afganistán a inicios de agosto (ver historia de Afganistán).
Las elecciones provinciales de Québec de marzo de 2007 mostraron un fuerte crecimiento del partido Action démocratique du Quebec (ADQ), impulsor de la autonomía de la provincia pero dentro de Canadá. El ADQ quedó segundo, detrás del PL y desplazó al Bloc Quebecois al tercer lugar.