Según la tradición baoulé, en 1730 la reina Aura Poka emigró con su pueblo hacia el oeste y fundó un nuevo estado en el centro del territorio conocido desde el siglo XV como Côte d'Ivoire, por el activo comercio de colmillos de elefantes.

El crecimiento del estado ashanti amenazó a los pequeños reinos de Aigini, en el litoral, y Atokpora, en el interior, que solicitaron la protección francesa en 1843. Los franceses tuvieron la exclusividad de los establecimientos costeros comerciales, y más tarde la oportunidad de unir los territorios de Côte d'Ivoire a los de Guinea, Malí y Senegal.

En ese proceso enfrentaron la resistencia de Samori Turé, cuyo estado ocupaba precisamente la parte central de la región que los europeos querían unificar (ver Guinea).

En 1898 Turé fue derrocado y los dirigentes de los grupos dominantes suscribieron acuerdos coloniales con los franceses.

La metrópoli estableció el África Occidental Francesa (AOF), agrupando el Senegal, el Sudán francés (hoy Malí), Guinea y Côte d'Ivoire, a los que añadió más tarde los territorios de Chad, Burkina Faso (ex Alto Volta) y Mauritania. Se buscaba así lograr cierto equilibrio entre las regiones más pobres (Chad, Alto Volta) y las que estaban en una mejor situación (Senegal, Côte d'Ivoire).

La vida política moderna nació en 1946 con la creación de la Agrupación Democrática Africana (RDA), con ramificaciones en Senegal, Malí y Guinea, que se propuso conquistar la independencia y unidad de las colonias francesas de la región.

Félix Houphouet Boigny, médico y próspero hacendado, fue designado presidente de la Agrupación, por su experiencia al frente de una agremiación de agricultores que había enfrentado la política agraria colonial.

Aliada tácticamente del PC francés, la RDA realizó huelgas, manifestaciones y boicots a comerciantes europeos. La represión a esta lucha causó decenas de muertos y millares de detenidos. Ello dio a Boigny argumentos para romper su alianza con el PC en 1950 y aceptar un pacto que le proponía François Mitterrand, entonces ministro de Ultramar.

Entre 1958 y 1960 toda el África Occidental Francesa se independizó y los nuevos estados ingresaron a las Naciones Unidas. Conscientes de la poca viabilidad económica de sus países, los líderes políticos promovieron una federación, pero Boigny boicoteó la idea, celoso de la relativa prosperidad de su patria y de sus privilegiadas relaciones neocolonialistas con la antigua metrópoli.

Productor de cacao, café, caucho y diamantes, Côte d'Ivoire atrajo a los inversores trasnacionales, ofreció la estabilidad política resultante del autoritarismo paternalista de Boigny y mano de obra baratísima, procedente, en su mayoría, de países vecinos.

Los índices de crecimiento de 8% a 10% anual entre 1966 y 1976 se evaporaron con la recesión en Occidente a partir de 1979. Las exportaciones agrícolas cayeron de cuatro mil a mil millones de dólares entre 1980 y 1983; la mitad de las industrias instaladas entre 1966 y 1976 cerraron; el índice de desempleo subió a 45% y la deuda externa se quintuplicó entre 1981 y 1985.

En 1985 el VIII Congreso del Partido Democrático de Côte d'Ivoire (PDCI) presentó la candidatura de Houphouet Boigny para su sexto mandato presidencial, designación refrendada por el 99% del electorado.

El régimen levantó la basílica más grande de África en un país donde sólo un 12% de la población es cristiana.

Côte d'Ivoire sufrió una baja en su principal renglón exportable: en el segundo semestre de 1987, el precio del kilo de cacao bajó un 50% en los mercados internacionales.

Al morir el presidente en diciembre de 1993, Henri Konan-Bédié, presidente de la Asamblea Nacional, lo sustituyó y consolidó su poder dentro del gobernante Partido Democrático, pese a la oposición del ex primer ministro Alassane Ouattara.

En 1994, el gobierno enfrentó una gran movilización sindical reclamando medidas compensatorias, tras la devaluación de 100% del franco CFA en enero. Interpretado como una recompensa por haber aceptado dicha devaluación –decidida por Francia y el FMI– la mitad de la deuda de Côte d'Ivoire con el Club de París fue cancelada. Aún así, el país mantuvo la mayor deuda externa per cápita del mundo.

En 1995 Bédié triunfó en una elección presidencial boicoteada por la oposición. Por primera vez desde la independencia los extranjeros residentes no pudieron participar, y tampoco los ciudadanos de Côte d'Ivoire que tuvieran una madre o un padre extranjero. Esto permitió a Bédié «sacarse de encima» a Ouattara, cuyo padre era burkinés.

Un golpe militar dirigido por el general Robert Guéi derrocó en diciembre a Bedié, quien huyó del país. Estados Unidos y la Unión Europea urgieron a la junta militar a recuperar la senda de la democracia. En enero de 2000, luego de declarar que las arcas del Estado estaban vacías, Guéi asumió como presidente interino y anunció un referéndum, por el cual se modificaría la Constitución, y habría elecciones en octubre.

Las modificaciones constitucionales dieron finalmente el voto a los votantes mayores de 18 años –Bédié se había opuesto a ello– por temor a temiendo que ese segmento de la población se inclinara en su contra. Enmiendas de último momento estipularon que los dos padres de los candidatos presidenciales debían ser «de origen marfileño», un cambio que excluía nuevamente a Ouattara.

La abstención superó el 60% en las elecciones del 22 de octubre de 2000; dos días después, cuando el recuento daba por ganador al candidato socialista del Frente Popular Marfileño (FPI), Laurent Gbagbo, con un 51% de votos, Guei se autoproclamó presidente. La guardia presidencial tomó la Comisión Electoral y el director de administración dijo haber cometido errores en el recuento y denunció fraude por parte del partido de Gbagbo, quien llamó a la resistencia. Los manifestantes salieron a la calle, pero no intervino ni el ejército ni la gendarmería. La Comisión Electoral apareció nuevamente pero esta vez con los resultados verdaderos: Gbagbo 60%, Guei 32%. Gbagbo asumió como presidente, mientras que Guei abandonó el país rumbo a Benín.

Al principio los tres partidos mayoritarios se unieron contra Guei, pero tras el anuncio oficial de la victoria de Gbagbo, los partidarios de Ouattara reclamaron la repetición de las elecciones. La puja desencadenó el furor antinordista. En el sur fueron incendiadas las mezquitas y unos 500 norteños, musulmanes, fueron masacrados por militantes del FPI apoyados por el ejército y la gendarmería.

El nuevo presidente se negó a repetir los comicios. Sus primeras acciones fueron investigar y castigar a los autores de las matanzas de jóvenes musulmanes vinculados al partido Encuentro de Republicanos (ER) y crear un comité de reconciliación nacional.

La Unión Europea y el Club de París cancelaron, en abril de 2002, la deuda de 911 millones de dólares que Côte d'Ivoire mantenía con ellos a cambio de una amplia reforma estructural, que incluiría la privatización de las compañías estatales, la reducción de subsidios y el mercado libre.

En setiembre la violencia armada se desató en Abidjan y en otras ciudades del país. La rebelión –a cargo de representantes del llamado Movimiento Patriótico de Côte d'Ivoire– fue apoyada por gran parte de la población norteña, en su mayoría musulmana. El ministro del Interior Emile Boga Doudou y el ex presidente Guéi fueron asesinados en Abidjan durante el levantamiento.

Con el arribo de un grupo de ministros de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (ECOWAS) en octubre, los rebeldes aceptaron un cese al fuego, pero una nueva ofensiva de las tropas de gobierno rompió esta tregua y los insurgentes capturaron la ciudad de Daloa. Luego de ser expulsados de allí, un nuevo cese al fuego, que fue apadrinado por varios países vecinos e incluía la formación de una fuerza regional intermediadora, fue firmado en el bastión norteño de Bouaké.

El Consejo de Seguridad de la ONU extendió, en noviembre, su misión en Côte D'Ivoire, tras la firma de un acuerdo de paz en Francia entre las fuerzas armadas marfileñas y las Forces Nouvelles (FN). Los cascos azules se concentrarían en preservar los derechos civiles, la seguridad de los medios de comunicación y en la preparación de las elecciones para el año 2005.

La represión de una manifestación de protesta contra el gobierno de Gbagbo, en marzo de 2004, terminó con 120 muertos y la salida de la coalición de los líderes rebeldes. La ONU denunció, en mayo, que existieron ejecuciones sumarias y torturas practicadas por las fuerzas de seguridad. Gbagbo sustituyó a los ministros del FN por miembros del FPI.

En noviembre de 2004, la fuerza aérea atacó pueblos retenidos por los rebeldes, en el norte. Ante la muerte de soldados franceses, el presidente francés Jacques Chirac ordenó la destrucción de la mayoría de los aviones y helicópteros de la fuerza aérea marfilense. En Abidján y Yamoussoukro se desataron disturbios en protesta. Helicópteros franceses intervinieron rescatando a los europeos atrapados en Abidján, y las tropas francesas mataron a algunos manifestantes. Entretanto, el gobierno avivó el fuego llamando al pueblo a alzarse en contra del antiguo poder colonial. El Consejo de Seguridad de la ONU convocó a una sesión de emergencia y discutió la imposición de un embargo armamentístico, al tiempo que prohibió viajar a funcionarios marfileños.

Pese a un recrudecimiento de la violencia a comienzos de 2005, en abril, rebeldes y gobierno acordaron un nuevo cese al fuego. En el acuerdo se previó la realización de elecciones presidenciales para ese mismo año.

Este proyecto de elecciones se archivó cuando el presidente Gbagbo decidió, en octubre, que la ley le permitía permanecer en el poder. La ONU amplió su tiempo de permanencia en el país.

Los mediadores nominaron, en diciembre, al economista Charles Konan Banny como primer ministro. Se pretendía que pudiera desarmar a las milicias y convocar a elecciones.

En enero de 2006, seguidores de Gbagbo salieron a las calles a protestar contra lo que consideraban una intromisión excesiva de la ONU en los asuntos internos del país. En octubre de ese año, la ONU fijó elecciones para octubre del año siguiente.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas renovó, en julio de 2007, el mandato de la misión de paz en el país por seis meses más. Según voceros del organismo, era sumamente necesario que la misión supervisase el proceso de paz y condujera al país «a la celebración de elecciones libres y transparentes».