No se conoce con exactitud el origen de los primeros pobladores del Danubio Medio, más allá de las marcas dejadas por los boii, una tribu céltica de donde proviene la denominación latina de Bohemia. Los celtas fueron desplazados, sin grandes conflictos, por los germanos y luego por los eslavos, en el siglo VI d.C., mientras los germanos siguieron emigrando hacia el sur.

Bosques y montañas protegían a los habitantes hasta que las tierras bajas, que se extendían al norte del Danubio, fueron invadidas varias veces por los ávaros. Los eslavos resistieron esa presión cuando tuvieron jefes, como el comerciante franco Samo, capaces de unir sus tribus. En el siglo VIII Bohemia recuperó su relativa paz después de que Carlomagno derrotó a los ávaros.

Al comienzo del siglo IX existían tres centros políticos potenciales: la llanura del Nitra, la cuenca del Bajo Morava y la Bohemia central. Los eslavos de Bohemia, llamados checos, ganaron una posición dominante en la mayor parte de la región. El primer príncipe checo fue Mojmir I, que extendió sus dominios hasta el Nitra. El sucesor, Rostislav I, institucionalizó el Estado y consolidó las relaciones políticas con el Imperio Franco de Oriente, como un medio para preservar su soberanía.

Los francos enviaron las primeras misiones al Nitra y a Bohemia; Rostislav pidió a Bizancio la presencia de predicadores en lengua eslava y se negó a que la enseñanza fuera en latín, la lengua del Vaticano. En el año 863 llegaron, al frente de un grupo de religiosos griegos, los monjes Constantino (Cirilo) y Metodio, que elaboraron el primer alfabeto eslavo y tradujeron los textos sagrados.

Metodio obtuvo el reconocimiento de Roma por su trabajo en Moravia y en Panonia, que formaron una provincia eclesiástica vinculada al arzobispado de Sirmium. Debido al éxito de su misión, Metodio se convirtió en enemigo de los jerarcas religiosos francos, que lo capturaron y lo tuvieron prisionero hasta el año 873, cuando pudo retornar a Moravia.

Rostislav unificó los territorios habitados por los eslavos en la región, y fundó la Gran Moravia. A la misma se integró Eslovaquia, delimitada por el arco norte de los Cárpatos y el Morava.

Con la muerte de Metodio, en el año 885, sus discípulos fueron desplazados por el obispo franco Wiching y el nuevo Papa prohibió la liturgia en eslavo.

El rey Arnulfo, rey germano desde el 887, envió una expedición militar a Moravia en el 892 y se alió después con los magiares para vencer al principado. Entre los años 905 y 908 la Gran Moravia sufrió varias ocupaciones extranjeras hasta que Mojmir II pudo llegar a un acuerdo con Arnulfo.

En el siglo X, el fortalecimiento de Germania y la restauración del Sacro Imperio Romano hicieron perder a Bohemia la mayoría de sus posesiones. Con el ascenso de Bfetislav I, en 1034, el principado recuperó una parte de Moravia e invadió Polonia en 1039, pero el rey germano Enrique III lo hizo retroceder y la corona húngara se quedó con Eslovaquia.

Para preservar su independencia Bohemia tuvo que intervenir activamente en las campañas del Sacro Imperio Romano. De esta manera los príncipes de Bohemia llegaron a ser coronados reyes por ambas partes.

A comienzos del siglo XIII la Iglesia se separó del Estado y los señores feudales exigieron mayor participación política. La población aumentó considerablemente por la inmigración germana, que desarrolló una nueva clase de comerciantes y empresarios al fundar nuevas urbes y explotar la minería.

Durante la Dinastía Przemysl, hasta 1306, Bohemia dominó sobre parte de Austria y de los Alpes e incluso compartió el rey con Polonia. El emperador Carlos I fue coronado en 1455 uniendo Bohemia y el Sacro Imperio tras el ascenso de los Luxemburgo en 1310. Convertida en capital del reino y del imperio, Praga alcanzó entonces su máximo esplendor.

La reforma religiosa cobró fuerza en el siglo XIV y se radicalizó con el liderazgo del padre Juan Hus. Excomulgado por el Papa, fue juzgado por herejía y rebelión en el Consejo de Constanza. Hus murió en la pira en 1415 luego de negarse a firmar la abjuración.

La indignación por la ejecución de Hus dio origen al movimiento husista en Bohemia y Moravia. Los germanos siguieron fieles a Roma y a las diferencias religiosas se sumó la cuestión étnica, estimulando el conflicto político. El Sacro Imperio, aliado con príncipes germanos, lanzó varias campañas militares sobre Bohemia, las cuales fueron rechazadas por los husistas.

La división religiosa impidió por largos años la unión política de Bohemia con las antiguas posesiones. Vladislav II reinaba sobre Bohemia desde 1471, pero Moravia, Silesia y Lusacia respondían a Matías de Hungría. Al morir Matías, en 1490, Vladislav II fue elegido rey de Hungría y entonces se logró la reunificación.

La muerte de Luis II en 1526, abrió el camino para la Dinastía de los Habsburgo. Ferdinando I de Austria, cuñado de Luis, obtuvo el trono. El triunfo de Austria contra la Sociedad Protestante Schmalkaldica, en 1547, le permitió a Ferdinando imponer la sucesión hereditaria a Bohemia y sus estados.

El gobierno de la Casa de Austria fortaleció la Contrarreforma en toda la región, Eslovaquia inclusive, porque los Habsburgo la mantuvieron en su poder cuando Hungría fue invadida por el Imperio Otomano en 1526.

Rodolfo II (1576-1612) trasladó la sede del imperio a Praga, que volvió a convertirse en uno de los centros políticos y culturales más importantes del continente. La formación católica de Rodolfo permitió a sus partidarios ascender a las mayores jerarquías del reino, pero esto desató la rebelión de la mayoría de confesión reformada y el rey fue depuesto en 1612.

Después de una tormentosa sucesión, Ferdinando II de Estiria, con el apoyo de Maximiliano I de Bavaria, derrotó a los protestantes y les impuso un régimen severísimo. La lengua germana se agregó al uso tradicional del checo y se autorizó solamente la fe católica.

Moravia no se involucró como Bohemia en la lucha contra los Habsburgo y sufrió menos los efectos de las luchas civiles y religiosas. En Moravia la tolerancia religiosa permitió un florecimiento del protestantismo en el estado, que subsistió como territorio separado de la corona austriaca hasta 1848.

A pesar de la hegemonía germana los checos conservaron su identidad étnica, el idioma y la cultura. Algo análogo había sucedido en los condados húngaros habitados por los eslovacos. Esta fue la base del renacimiento nacionalista que, a comienzos del siglo XIX, fortaleció la tradicional relación entre los dos pueblos.

Checos y eslovacos, junto con los republicanos germanos, participaron en la tentativa de acabar con el absolutismo en medio de la ola revolucionaria de 1848 en Europa. En 1867 el imperio fue subdividido en dos: Austria, donde la mayoría germana dominaba a checos, polacos y otras nacionalidades, y Hungría, donde los magiares sometieron a los eslovacos.

La caída del Imperio Austro-Húngaro en la Primera Guerra Mundial provocó el reconocimiento de la República de Checoeslovaquia. En 1919 las potencias triunfantes establecieron los límites del nuevo Estado, incluyendo partes de Polonia, Hungría y los Sudetes, con unos tres millones de alemanes, fuente de potenciales conflictos.

Los líderes checos y eslovacos encomendaron a una Asamblea Nacional la elaboración de una Constitución. Se optó por un sistema parlamentario estricto. El presidente y su gabinete respondían ante las dos cámaras legislativas.

La depresión mundial del 30 afectó más a los Sudetes, por ser la región más industrializada, y agudizó el nacionalismo alemán que, con el ascenso de Hitler en 1933, adquirió la forma de separatismo. La cesión de los Sudetes a Alemania, decidida por Inglaterra, Francia e Italia en 1938, preanunció la ocupación de Checoeslovaquia en 1939.

Tras la derrota de Hitler en la Segunda Guerra Mundial, bajo ocupación del ejército soviético, Checoslovaquia recuperó las fronteras establecidas en 1919. La población alemana fue casi toda expulsada del país.

El Partido Comunista de Checoeslovaquia (PCCH) obtuvo 38% de los votos en las elecciones de 1946 y aumentó a 51% en las de 1948. En junio de ese año, el gobierno del PCCH proclamó la República Popular y adoptó un modelo económico-social similar al soviético. Checoslovaquia se integró asimismo al sistema de alianzas constituido por la URSS, el Consejo de Asistencia Económica Mutua (CAME) y el Pacto de Varsovia.

La República Popular de Checoeslovaquia adoptó la denominación de Socialista en 1960. Esta década dio inicio a un viraje político. Fueron rehabilitados dirigentes eslovacos expulsados del PCCH en los años 50, en tanto que los eslovacos continuaron luchando por su autonomía, aún más restringida por la nueva Constitución socialista. Las huelgas estudiantiles de 1967 acabaron con el liderazgo de Antonin Novotny en el PCCH.

A comienzos de 1968, la elección de Alexander Dubcek como secretario del PCCH y de Ludwik Svoboda como presidente del país significó la puesta en marcha de un programa de descentralización de la economía y afirmación de la soberanía nacional con amplio respaldo popular.

La URSS y demás miembros del Pacto de Varsovia entendieron que las reformas en Checoeslovaquia amenazaban la integridad del campo socialista y tropas soviéticas intervinieron en el país, en agosto. Los dirigentes de la llamada Primavera de Praga fueron expulsados del PCCH y se restableció el alineamiento político con la URSS.

El proceso de reformas iniciado en la URSS, a partir del nombramiento de Mijail Gorbachov como primer secretario del PCUS, desencadenó cambios en Checoeslovaquia. En 1989, a pesar de la represión, las protestas antigubernamentales siguieron y precipitaron la crisis del régimen.

El gobierno tuvo que negociar con el Foro Cívico, unión de varios grupos de oposición. El Parlamento aprobó, entre diversas reformas, la eliminación del papel dirigente del PCCH. A fines de 1989 se formó un gobierno provisional con mayoría no comunista.

En diciembre de 1989, el Foro Cívico acusó al PCCH de colocar a sus miembros en puestos clave. Unas 200 mil personas se reunieron en Praga para reclamar mayor presencia de figuras opositoras en el gabinete. Gustáv Husák renunció a la presidencia de la federación y fue sustituido por el dramaturgo Vaclav Havel, quien decretó una amnistía para presos políticos y convocó a elecciones. En junio de 1990 Havel mantuvo la presidencia y se proclamó la República Federativa Checa y Eslovaca.

Después de las elecciones, el Foro se dividió en Partido Cívico Democrático, autoproclamado de derecha, con un programa conservador, y el Movimiento Cívico. En Eslovaquia el Partido Público contra la Violencia se dividió en dos grupos antagónicos, el más importante de los cuales (Movimiento por una Eslovaquia Democrática) convocó a combatir la orientación de derecha que estaba tomando el país.

En las elecciones legislativas de junio de 1992, el Partido Cívico Democrático checo y el Movimiento por una Eslovaquia Democrática obtuvieron la mayoría en sus respectivas repúblicas. Al frustrarse las negociaciones en torno al estatuto de una nueva federación, los dirigentes checos y eslovacos decidieron la escisión, que significó la desaparición de Checoeslovaquia del mapa político, para dar lugar a la República Checa, con su capital Praga (Praha), y la República de Eslovaquia, con su capital Bratislava.

El presidente federal checoeslovaco, Václav Havel, anunció su renuncia al cargo el 17 de julio de 1992, luego de la declaración de soberanía de Eslovaquia por la Asamblea Nacional. En 1993, Havel se convirtió en el primer presidente checo y Vaclav Klaus en el primer primer ministro.

Klaus lanzó una rápida campaña de privatizaciones. En 1995, la República Checa se convirtió en miembro de la OCDE.

En diciembre de 1996, la República Checa y Alemania firmaron un documento de reconciliación, en el que Alemania pidió disculpas por los actos del régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial y la República Checa por la expulsión de alemanes de los Sudetes después del conflicto.

La devaluación de la corona –moneda nacional–, trajo consigo el caos político. Havel pidió la renuncia de Klaus, líder del derechista Partido Cívico Democrático (PCD) que fue acusado de aceptar sobornos de los grupos financieros. Klaus fue sustituido, en noviembre, por Josef Tosovsky.

La República Checa fue admitida en la OTAN en abril de 1998. En las elecciones de junio ganó el Partido Social Demócrata (SDP), con el 32,3% de los votos. El PCD aceptó dar gobernabilidad a los socialdemócratas (SDP) a cambio de que su líder, Klaus, fuera nombrado vocero parlamentario. El gobierno expresó su objetivo de eliminar la corrupción, aumentar el salario mínimo nacional y detener el proceso de «devolución» de bienes a la Iglesia Católica. Sin embargo, a fines de ese año la desocupación era record y la inflación superaba el 11,5%.

El gobierno ordenó, en noviembre de 1999, la demolición de un muro, en el norte de Usti nad Labem, construido para separar las viviendas de los gitanos de las de los otros residentes de la zona.

Reunidos por primera vez en Praga, en setiembre de 2000, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional presentaron a la República Checa como su primer éxito económico en un país que perteneciera a la Cortina de Hierro, pero los episodios de desobediencia civil y manifestaciones anti-globalización obligaron a terminar la reunión un día antes de lo establecido.

La colocación, en octubre de 2000, del primer reactor de la base nuclear de Temelin, provocó un conflicto con Austria, que trató de bloquear el ingreso de la República Checa a la Unión Europea. En noviembre del siguiente año, el gobierno acordó con Austria las medidas de seguridad y monitoreo del medio ambiente que dieron fin a la disputa.

El parlamento votó por unanimidad, en 2002, el rechazo a las peticiones de los países vecinos para la anulación de los decretos de Benes, que definieron la expulsión de más de dos millones y medio de alemanes y húngaros durante la posguerra. El Partido Social Demócrata, liderado por Vladimir Spidla, obtuvo 70 de los 200 escaños parlamentarios, tras formar una coalición con la alianza centrista Democracia Cristiana y Unión Libre. En diciembre, durante la cumbre de Copenhague, se invitó a la República a integrarse a la UE.

Tras las elecciones de febrero de 2003, el ex primer ministro Vaclav Klaus fue designado presidente. En junio, los checos decidieron, en referéndum, continuar las negociaciones para ingresar a la UE.

El país pasó a ser miembro del bloque el 1º de mayo de 2004. En junio, renunció el primer ministro, Vladimir Spidla y lo sustituyó, luego de crearse una nueva coalición de gobierno, Stanilav Gross.

El nuevo premier debió enfrentar una crisis política, en marzo de 2005, cuando se lo acusó de irregularidades financieras. Debió renunciar un mes después y la coalición que lo respaldaba nombró al socialdemócrata Jiri Paroubek como primer ministro.

Tras los comicios de junio, el opositor PCD alcanzó 81 de las 200 bancas parlamentarias –7 más que el gobernante SDP–. Por esta razón, el partido de gobierno se vería forzado a realizar alianzas con los comunistas, ya que era la única forma de controlar más del 50% de la cámara legislativa.

Tras arduas discusiones, que paralizaron al sistema político, en agosto de 2006 los partidos con representación parlamentaria llegaron a un acuerdo y designaron como nuevo primer ministro al líder del PCD, Mirek Topolanek, quien asumió en setiembre de ese año.

El 31 de diciembre de 2007, República Checa pasó a formar parte del espacio Schengen de la UE, por lo cual los ciudadanos checos podrían viajar por casi todos los países de Europa sin ningún tipo de documentación especial, tal como si lo hicieran dentro de su propio país.