Según historias escritas después del descubrimiento del actual territorio de Islandia, en la Era Vikinga se arraigaron en el territorio pueblos escandinavos. El Libro de los Islandeses (Íslendingabók), escrito alrededor del 1130, data la colonización escandinava entre 870-930 d.C. Otra fuente de información del siglo XII, El Libro de los Colonizadores (Landnámabók), narra que el primer colonizador escandinavo, Ingólfr Arnarson, se asentó en Reykjavík en el 874. En el 930 se estableció una Constitución y una Asamblea (althingi), primer parlamento bicameral del mundo. Hoy, la mayoría de la población de Islandia está formada por descendientes de noruegos, escoceses e irlandeses.
Islandia fue una república independiente hasta 1262. En 1263, el «Viejo Tratado» la sometió al reino de Noruega. En el siglo XIV, Islandia y Noruega fueron conquistadas por Dinamarca. En 1814, Noruega se separó de la corona danesa y se unió a Suecia, pero Islandia permaneció bajo dominio danés. En 1915, la igualdad de derechos con los hombres (ya ejercidos por las mujeres danesas) fue concedida a las islandesas, que quedaron facultadas para votar y ser electas a cargos públicos. En 1918, Islandia pasó a ser un Estado asociado a Dinamarca hasta que, en 1944, recuperó su independencia y proclamó nuevamente la república.
Después de la Primera Guerra Mundial, una renovada legislación agraria y la adquisición de modernos equipos revitalizaron la agricultura. Islandia, a fines del siglo XIX, no contaba con caminos ni puentes en su territorio. A partir de 1920, la industria de la pesca y derivados creció y la construcción de una red de caminos internos facilitó las comunicaciones en la isla.
En 1949 Islandia se incorporó al Consejo de Europa y a la OTAN. Debido a que el país no posee ejército ni marina, EE.UU. le proporcionó fuerzas de defensa, en el marco estratégico de la organización. La isla mantiene guardacostas armados y helicópteros de patrulla para vigilar la pesca ilegal en su mar territorial. Junto a Dinamarca, Suecia, Noruega y Finlandia creó el Consejo Nórdico, una organización consultiva en materia legislativa, fundada en Copenhague en 1952, cuyos objetivos eran estudiar e incrementar la cooperación regional interescandinava.
Por la importancia de la pesca (sector fundamental de empleo) y el temor de que flotas extranjeras explotaran en exceso ese recurso, Reykjavik amplió en 1964 su soberanía a 12 millas náuticas y a 50 millas en 1972; esto desencadenó conflictos con el Reino Unido (las «guerras del bacalao»), que finalizaron mediante un tratado en 1973. En 1975, Islandia amplió a 200 millas su soberanía marítima, alegando la preservación ambiental y la protección de su economía: la imposibilidad de alcanzar un nuevo acuerdo llevó a otra «guerra del bacalao».
En 1970 se tornó controversial la pertenencia a la OTAN. En la elección de 1978 triunfó la Alianza Popular (AP), partidaria de la OTAN y, junto al moderado Partido Socialdemócrata (SDP), sustentó una alianza de gobierno. En 1980, la independiente Vigdís Finnbogadóttir (contraria a las bases militares estadounidenses en la isla), apoyada por la izquierda, resultó electa presidenta con el 34% de votos, frente a tres candidatos masculinos. Fue la primera mujer jefa de Estado del país, aunque los atributos del cargo no le otorgaron poder para alterar la política gubernamental acerca del tratado. En 1984 fue reelecta sin candidatos opositores.
En 1985, el parlamento aprobó una declaración por la que Islandia pasó a ser «zona desnuclearizada» y se prohibió la entrada de armas atómicas.
En 1988, EE.UU. denunció que la captura de 80 adultos y 40 ballenatos de rorcuales violaba la moratoria a su la captura impuesta por la Comisión Ballenera Internacional (CBI). Islandia respondió que se trataba de un programa científico y no cambió su posición. EE.UU. amenazó boicotear los productos pesqueros islandeses y varios ecologistas hundieron dos balleneros del país, en la bahía de Reykjavik. En 1987, Islandia anunció reducir la captura a 20 ballenatos y, debido a nuevas amenazas, el año siguiente aplicó otra reducción.
En 1988, Finnbogadóttir fue electa para su tercer mandato, con más del 90% del electorado. Steingrímur Hermannsson asumió como primer ministro (en una coalición de centroizquierda del SDP y la AP). El nuevo gobierno se comprometió a un plan de austeridad económica que aliviaría los altos niveles de inflación y recesión.
En 1989 y debido a la presión internacional, Reykjavik suspendió dos años su programa de captura de ballenas con fines de investigación científica. La pesca vivió una gran crisis por la escasez de ciertas especies (en especial el bacalao) y se restringió el acceso de barcos extranjeros. La caza de la ballena, cuya carne era masivamente exportada hacia Japón, fue prohibida.
En las elecciones parlamentarias de 1991, la coalición de centroizquierda de Hermannsson mantuvo la mayoría, con 32 de los 63 escaños del althingi; David Oddsson asumió como primer ministro. El ingreso de Islandia a la UE fue aprobado por el althingi en 1993.
El Partido de la Independencia consiguió 25 de 63 escaños en las elecciones parlamentarias de 1995, y formó una alianza con el Partido Progresista –que obtuvo 15 bancas– para alcanzar mayoría en el althingi. La economía islandesa repuntó ese año: el PBI creció un 3% y la inflación no superó el 2%, aunque el desempleo aumentó el 5% por la reducción de personal en la base de la OTAN.
Tras gobernar 16 años, Finnbogadóttir no se presentó a las elecciones de 1996. Olafur Ragnar Grimsson (de la AP, ex ministro de finanzas) ganó con el 41,4% los comicios. Ese año se reinició la explotación marina (ampliándose las cuotas de pesca, tras años de restricción para conservar las especies), lo que estimuló el crecimiento económico, que continuó en 1997 gracias al consumo interno. La inversión se destinó –mayoritariamente– a la producción de aluminio: varias compañías extranjeras (sobre todo de Suiza, EE.UU. y Noruega), intensificaron la explotación de ese recurso mineral.
En 2000, Islandia, como miembro de GAFI (Grupo de acción financiera sobre lavado de dinero fundado en 1989 e integrado por 29 países), inició un examen general de las medidas aplicadas para combatir ese delito.15 Islandia en 2001, retornada a la CBI –de la que se había retirado en 1993–, anunció que retomaría la caza comercial de ballenas, ignorando la moratoria impuesta por el organismo. En 2002, la CBI resolvió, por escaso margen, readmitir a Islandia como miembro pleno, pues el país planearía restringir la caza de ballenas a fines científicos en el futuro inmediato y la caza comercial sería limitada luego de 2006. 16 En las elecciones generales de 2003, Oddsson fue reelegido primer ministro, dentro de la coalición de gobierno. En agosto, Islandia reanudó la caza de ballenas en sus aguas, las que estaban suspendidas desde 1989. Las autoridades argumentaron que la superpoblación de estos mamíferos, debida a la moratoria en el comercio de ballenas, ponía en peligro el stock de otras especies, fundamentales para la industria pesquera del país.
Olafur Ragnar Grimsson fue reelecto presidente en junio de 2004. En setiembre, Oddsson traspasó su cargo de primer ministro al ex canciller Halldór Ásgrímsson, del Partido Progresista.
En octubre, 30 años después de una histórica huelga de un día que paralizara el país en 1975, las islandesas volvieron a manifestarse, exigiendo equidad salarial con los hombres. El 24 de octubre de 1975, 25 mil islandesas habían atraído la atención mundial al abandonar sus hogares y lugares de trabajo para ir a la huelga. Durante dos horas ocuparon el centro de Reykjavik en lo que posiblemente fue el mayor acto político realizado hasta entonces en Islandia. En octubre de 2005 fueron 50 mil las manifestantes, sólo en la capital, y cerca de 10 mil en otras localidades. Esto compondría casi el 16% de la población del país.
En junio de 2006, el primer ministro Ásgrímsson renunció tras el mal desempeño del Partido Progresista en las elecciones municipales. Lo sucedió Geir Hilmar Haarde, presidente del Partido de la Independencia (PI).
El PI ganó 25 escaños parlamentarios, de un total de 63, en las elecciones de mayo de 2007. Sin embargo, al haber perdido su socio en la coalición de gobierno, el Partido Progresista, 5 de los 12 que tenía, Haarde se vio obligado a buscar acuerdos con otros partidos para fortalecer al mayoría.