Poblada desde tempranas épocas por los vedas, la isla de Ceilán fue invadida sucesivamente por cingaleses, indoeuropeos y tamiles, que dieron origen a una civilización avanzada. Cuando los portugueses llegaron a ella, en 1505, se dividía en siete reinos.

Un siglo y medio más tarde los holandeses desplazaron a los lusitanos de las factorías que habían instalado en la costa. En 1796 los británicos, ya adueñados de la vecina India, convirtieron la isla en colonia, pero sólo en 1815 lograron derrotar la resistencia del último reino local. Los ingleses introdujeron entonces cultivos destinados al consumo de la metrópoli, como el café y el té, producto de excelente calidad que daría renombre a Ceilán.

En el siglo XX se desarrolló en Ceilán un fuerte movimiento nacionalista y en 1948 conquistó la independencia en el marco del Commonwealth británico.

Bajo la dirección de Sir John Kotelawala y del primer ministro Solomon R.D Bandaranaike, Ceilán desarrolló una política exterior activa y anticolonialista. En agosto de 1954, Bandaranaike se reunió en Colombo con Nehru, de la India, Mohamed Alí de Pakistán, U Nu de Myanmar y Sastroamidjojo de Indonesia, en una trascendente conferencia de la que surgió la cumbre de los países afroasiáticos de 1955 en Bandung, precursora del Movimiento de Países No Alineados.

A fines de la década de 1950 la minoría tamil protagonizó una serie de levantamientos secesionistas y en setiembre de 1959 fue asesinado el primer ministro. Su viuda, Sirimavo Bandaranaike, logró conducir a la victoria electoral al Sri Lanka Freedom Party (Partido de la Libertad) en los comicios de 1960, pese a no haber participado anteriormente en política.

Sirimavo Bandaranaike se convirtió así en la primera mujer del mundo que ocupó un cargo de jefatura de gobierno. En coalición con el Partido Comunista y el trotskista, en 1962 nacionalizó el petróleo y varias empresas norteamericanas. En 1965 fue derrotada por una coalición derechista y en 1970 recuperó el gobierno con una aplastante mayoría electoral.

Bandaranaike contuvo, con notorios excesos represivos, una insurrección guerrillera autodefinida como «guevarista». Coherente con su política antiimperialista proclamó, en 1972, la República de Sri Lanka, cortó los últimos vínculos formales con la Corona británica, e inició una reforma agraria que nacionalizó las plantaciones de té pero no modificó sustancialmente las condiciones de vida del campesinado.

El conflicto entre la etnia cingalesa que domina en Sri Lanka y la minoría tamil –descendientes de los drávidas del sur de la India–, continuó durante toda la historia de la isla. Los cingaleses forman el 74% de los habitantes del país, mientras que los tamiles constituyen el 20%, divididos en dos grupos: los «tamiles de Sri Lanka» y los tamiles indios. Los tamiles llegaron a la isla hace unos dos mil años. Viven principalmente en las provincias del norte y del este. Los denominados indios son de inmigración más reciente. Ambos grupos, con características étnicas comunes, exigían autonomía regional o, incluso, la formación de un estado tamil separado. El Frente Unido de Liberación Tamil (TULF), fundado el 4 de mayo de 1972, unificaba tres partidos tamiles: el Partido Federal, el Congreso Tamil y el Congreso de los Trabajadores de Ceilán, pro-indio.

Bandaranaike organizó la Conferencia de los No Alineados, en Colombo, en 1976, y fue elegida presidenta del Movimiento. Sin embargo, la difícil situación económica, las acusaciones sobre nepotismo y censura de prensa, y el «estado de emergencia» vigente desde 1971 debilitaron su gobierno y permitieron un triunfo de la oposición en las elecciones de julio de 1977. El nuevo primer ministro, Junius Jayewardene (Partido Nacional Unido), implantó, pese a su definición «socialista», una política económica de apertura al capital trasnacional.

Después de que una comisión presidencial de investigación la encontró culpable de «abuso de poder» durante su administración de coalición socialista, entre 1970 y julio de 1977, Bandaranaike fue expulsada del Parlamento en octubre de 1978 y privada de sus derechos políticos por siete años.

Un mes después y gracias a una reforma constitucional Jayewardene se transformó en presidente. En 1980 se comenzó a aplicar un conjunto de medidas económicas acordadas con el FMI, con severas consecuencias para la población.

En octubre de 1982 las primeras elecciones presidenciales en Sri Lanka dieron la victoria a Jayewardene, por 52,5% de los votos, gracias al apoyo del aparato gubernamental y a la división y crisis interna del Partido de la Libertad. En varios distritos los comicios debieron realizarse bajo estado de emergencia.

El plan de transformar a Sri Lanka en un «centro de exportación», como Hong Kong o Formosa, llevó a la creación de una zona franca en Latunayabe, donde se registró un considerable aumento de las inversiones extranjeras.

A pesar de su proclamado compromiso con el no alineamiento, a comienzos de 1982 el gobierno de Sri Lanka anunció que la Marina de Estados Unidos podría servirse de sus instalaciones de reabastecimiento en Trincomalee, vínculo vital de las rutas marítimas entre el este y el oeste, a través del Canal de Suez.

Desde comienzos de 1983 la crisis étnica recrudeció. En julio, la muerte de 13 soldados en una emboscada del LTTE (Tigres de la Liberación de la Eelam Tamil) desembocó en una oleada de violencia de cingaleses hacia tamiles según éstos «ante la mirada cómplice del gobierno» en Colombo y Jaffna. Se estima que entre 400 y 3.000 personas murieron, y más de 100 mil resultaron damnificadas. Más de 40 mil tamiles emigraron al estado de Tamil Nadu, situado al sur.

El recrudecimiento de la guerra étnica en 1985 alejó las inversiones extranjeras y afectó al turismo, una de las fuentes principales de ingresos de este «paraíso fiscal».

A fines de julio de 1987 los presidentes de India y Sri Lanka, Rajiv Gandhi y Junius Jayewardene, firmaron un acuerdo en Colombo que concedía amplia autonomía a la minoría tamil de las provincias del norte y este, preveía la fusión de ambas provincias con un gobierno común y el reconocimiento del idioma tamil como lengua nacional.

En noviembre de 1988 el oficialismo fue ratificado en el poder con un 50,4% de los sufragios. Jayewardene, de 82 años, dejó su lugar a Ranasinghe Premadasa, entonces primer ministro. La violencia política dominó el proceso electoral a tal punto que sólo sufragó el 53% de los habilitados. Los comicios fueron boicoteados, tanto por la guerrilla tamil, como por el Frente Popular de Liberación (cingalés) que se opone violentamente a cualquier tipo de concesión a las minorías étnicas. La oposición política al gobierno fue en aumento, conducida en parte por una fuerte movilización estudiantil que sólo fue sofocada a comienzos de 1989 como consecuencia de una represión extremadamente dura.

En 1990 el gobierno indio retiró el último de los 60 mil soldados instalados desde 1987. Más de mil murieron en la isla. Amnistía Internacional denunció que el gobierno mató a miles de civiles en la región durante 1990.

En mayo de 1991 los Tigres de Tamil fueron acusados de matar, en una operación suicida, al presidente indio, Rajiv Ghandi, devenido su enemigo después de que las fuerzas indias de paz atacaran a los rebeldes. Los Tigres negaron cualquier responsabilidad en el atentado.

En las elecciones presidenciales de noviembre de 1994, la candidata de la coalición Alianza Popular, Chandrika Kumaratunga se convirtió en la primera presidenta de Sri Lanka.

En agosto de 1995 Kumaratunga presentó al Parlamento un plan de reforma del Estado, con el apoyo de los tamiles, que incluía la transformación de Sri Lanka en una federación de ocho regiones. El recrudecimiento de las acciones militares postergó la aprobación del proyecto.

La ciudad de Jaffna, en la península del mismo nombre, fue el centro de las acciones bélicas desde octubre de 1995.

El gobierno ofreció suspender la ofensiva militar y discutir propuestas para aumentar la autonomía a los consejos regionales administrados por tamiles y musulmanes, a condición de una rendición del LTTE, que la guerrilla consideró inaceptable.

Pese a los esfuerzos mediadores, la guerra civil recrudeció en marzo de 1998, con decenas de muertos para ambos bandos. Las tropas del gobierno forzaron en diciembre al LTTE a replegarse a zonas inhóspitas y a abandonar varias ciudades del norte.

A fines de 1999 los enfrentamientos entre tropas del gobierno y rebeldes tamiles se intensificaron. En noviembre, el LTTE recuperó el control de la norteña ciudad de Oddusudan. En diciembre, y apenas cuatro días después de haber escapado a un intento de asesinato, Kumaratunga consiguió la reelección tras imponerse a su principal rival, Ranil Wickremasinghe, del PNU.

Tanto la presidenta como Wickremasinghe prometieron durante su campaña poner fin a los 16 años de guerra civil. Los votantes tamiles, que en 1994 habían colaborado con sus votos a que Kamaratunga obtuviera una victoria absoluta, dieron esta vez su voto a Wickremasinghe, siguiendo los consejos del LTTE.

En marzo de 2000, mientras Kumaratunga y Wickremasinghe discutían un posible acuerdo político que pusiera fin al conflicto étnico, los rebeldes tamiles capturaron una posición gubernamental clave en la península de Jaffna. El LTTE rechazó abiertamente el plan de paz del gobierno, pero acordó participar en conversaciones en caso de que Noruega oficiara de mediador.

A inicios de mayo los rebeldes habían tomado prácticamente todo Jaffna. La falta de interés por parte de los soldados del gobierno fue una de las razones para sus repetidas derrotas en la península. Kumaratunga pidió ayuda a India, que descartó el apoyo militar pero ofreció ayuda humanitaria.

En octubre Kumaratunga, para evitar un voto de censura, disolvió el Parlamento y convocó elecciones para el 5 de diciembre, en las que su Alianza Popular perdería la mayoría.

Por primera vez desde el comienzo de la guerra civil, el LTTE renunció públicamente, en noviembre de 2001, a su reivindicación de independencia para las provincias tamiles. Velupillai Prabhakaran, líder de los rebeldes, sostuvo que una autonomía que permitiera decidir sobre la vida económica y política sería suficiente.

La alianza liderada por Wickremasinghe ganó las elecciones parlamentarias de diciembre de 2001 con el compromiso de intentar negociar el final del conflicto con los separatistas y reactivar la economía.

En enero de 2002 el gobierno aflojó el embargo de alimentos y medicamentos para las áreas norteñas, luego de siete años de bloqueo. La medida fue una de las condiciones impuestas por el LTTE para las conversaciones de paz. En febrero el gobierno y los rebeldes, con la mediación de diplomáticos noruegos, firmaron un acuerdo permanente de alto el fuego.

A principios de 2002 la carretera que une la península de Jaffna con el resto de Sri Lanka, reabrió luego de 12 años, y se retomaron los vuelos a la península.

El primer ministro Wickramasinghe levantó en setiembre la prohibición a la que, desde 1998, estaba sometido el LTTE, permitiéndole ir a la mesa de negociaciones en pie de igualdad. En diciembre, el gobierno y el LTTE acordaron en Oslo, Noruega, el establecimiento de un sistema federal dentro de una Sri Lanka unificada.

Los tamiles suspendieron las conversaciones de paz en mayo de 2003, quejándose de la falta de interés del gobierno. Sin embargo, manifestaron luego su voluntad de retomar el diálogo y enviaron una propuesta de administración autónoma de transición, idea que no fue vista con buenos ojos por la Alianza para la Libertad (UPFA) de Kumaratunga, oposición en el Parlamento.

El 4 de noviembre Kumaratunga destituyó a los ministros de Defensa, Interior e Información, ordenó el despliegue de tropas, suspendió el Parlamento y declaró el estado de emergencia, por considerar que Wickremesinghe había puesto en peligro la «seguridad, estabilidad e integridad territorial del país» con sus concesiones a los rebeldes. El Parlamento fue restituido dos semanas después, pero las negociaciones con los tamiles se suspendieron.

La pulseada por quién ocuparía la crucial cartera de defensa continuó entre Kumaratunga y Wickremesinghe hasta que la presidenta disolvió el Parlamento en febrero de 2004.

El abril tuvieron lugar las terceras elecciones legislativas celebradas en Sri Lanka en menos de cuatro años. La UPFA de Kumaratunga ganó 105 de los 225 escaños, sin lograr empero la mayoría absoluta. Mahinda Rajapakse, un abogado budista, asumió el cargo de primer ministro.

En un giro sorpresivo, la Alianza para la Libertad dio su reconocimiento en mayo de 2004 a los Tigres Tamiles, tácitamente avalándolos como representantes únicos de la minoría tamil. El recomienzo de las negociaciones de paz fue marcado para junio.

Un maremoto masivo en el océano Índico provocó, en diciembre de 2004, un tsunami que devastó las costas sur y este del país, matando al menos 35 mil y dejando a cerca de un millón sin hogar. Al menos 400 mil personas perdieron sus empleos. El gobierno lanzó una campaña de reconstrucción de 3.500 millones de dólares, pero las disputas por la administración de la reconstrucción con los rebeldes tamiles, en las zonas controladas por éstos, demoraron el emprendimiento. Recién en junio se alcanzó el acuerdo, pero éste desembocó en un tsunami político. La coalición de gobierno se rompió con la partida del marxista Frente Popular de Liberación (FPL) y la Alianza de Unidad Nacional, que entendieron se trataba de una «cesión de soberanía» al LTTE, llamaron a protestas masivas y amenazaron tomar medidas legales. El Jathika Hela Urumaya, cuya representación en el Parlamento eran ocho monjes budistas, anunció su apoyo a un eventual juicio político contra Kumaratunga, en tanto los partidos islámicos, que exigían mayor participación en la distribución en los miles de millones de dólares de ayuda, llamaban a la huelga.

El ministro de relaciones exteriores, Lakshman Kadrigamar, fue asesinado en agosto de 2005 en su casa y se declaró el estado de emergencia. Kumaratunga declaró que el asesinato se debió a motivos políticos pero se abstuvo de culpar del hecho a los tigres tamiles.

Tras una campaña electoral sumida en un infrecuente clima de serenidad, con pocos incidentes y con un número de muertos muy bajo en comparación con anteriores elecciones, en noviembre de 2005 Mahinda Rajapakse fue electo presidente, venciendo por estrecho margen a su principal adversario, Ranil Wickremesinghe. La confrontación electoral había girado en torno a tres puntos clave: los aspectos económicos, el proceso de paz y la reconstrucción tras el desastre del tsunami. La población tamil, siguiendo las directrices del LTTE, se abstuvo de participar en «unas elecciones que no van con el pueblo tamil».

Una ola de atentados que comenzó en abril de 2006 significó, según observadores, una ruptura definitiva de la tregua de 2002.

En agosto de 2007, a un año de haberse reanudado los combates entre las tropas del LTTE y el Ejército, más de 3.500 personas habían perdido la vida y unas 300 mil debieron abandonar sus hogares. Distintas organizaciones humanitarias que se encontraban trabajando en la zona señalaron que, al menos, un millón de personas carecían de suministros de productos de primera necesidad.