En el actual territorio de Níger se han hallado restos fósiles que prueban que fue poblado desde los tiempos prehistóricos más remotos. El Imperio Nok, que tuvo su auge en la actual Nigeria entre los siglos XV a.C. y V d.C. (ver Nigeria), hizo sentir su influencia sobre el territorio. A partir de ese momento Níger fue controlado sucesiva o simultáneamente por diferentes reinos, imperios y ciudades-estado de la región. Durante el siglo VII d.C, la parte occidental del mismo fue integrada al Imperio Shongai creado por los bereberes, que a partir del siglo XI sería un importante difusor del islamismo.

Entre los siglos XIV y XIX el este del territorio formó parte del estado Kanem-Bornú, fundado por los kuranis en el siglo VIII (ver recuadro en Chad). Mientras tanto, en el sur florecían los estados hausa. Éstos integraban el grupo étnico más grande de África Central (22 millones de miembros, en total). El territorio ancestral hausa ocupaba una superficie de 140 mil km2 en lo que hoy es Niger y Nigeria. El pueblo ha estado allí desde hace mil años –aunque recién en el siglo XIII controlaron completamente la región–. El país se dividía en siete estados que aportaban de diferentes formas. Mientras algunos trabajaban la tierra, otros comerciaban y otros defendían las fronteras del imperio, normalmente asediadas por los reinos de Ghana y Songhai. La historia de los hausa se liga en forma estrecha al Islam cuando los fulani les arrebatan el poder a inicios del siglo XIX. Luego, la colonización dividió el país en una posesión inglesa y otra francesa.

Francia dominó –por las armas o a través de acuerdos– los distintos reinos que allí convivían; en 1922 Níger se convierte formalmente en colonia francesa. Los tradicionales cultivos de subsistencia fueron cambiados por el maní y el algodón, destinados a la exportación, y la escasez de alimentos se convirtió en un mal endémico para sus habitantes.

En la década de 1950, y en el marco del proceso general de descolonización, Níger tuvo su propio movimiento independentista, liderado por Hamani Diori. En 1960 se aprueba la primera Constitución y Níger se convierte en un Estado independiente.

Cuando rompió los lazos coloniales, Niger era el país más pobre del África Occidental francesa con un 80 % de la población viviendo en zonas rurales; sequías pertinaces, suelo erosionado y una explosión demográfica que amenaza aún hoy a la agricultura y al medio ambiente.

En las primeras elecciones de la nueva república es elegido presidente Hamani Diori, candidato del Partido Progresista, que se impuso sobre el Sawala (liberación) de Djibo Bakarí. El nuevo gobierno mantuvo profundos vínculos con Francia, al punto de tolerar la presencia de tropas francesas en el país. En sus primeros años como presidente, Diori ilegalizó el Sawala y obligó a Bakarí al exilio. El gobierno de Diori fue acusado de corrupto y de reprimir a la cada vez más numerosa oposición política.

A principios de la década de 1970, la sequía que afectó a toda la zona del Sahel motivó que el ejército distribuyera alimentos entre los campesinos y conociera sus necesidades. El 13 de abril de 1974 un Comité Militar Supremo tomó el poder y el teniente coronel Seyni Kuntché asumió la presidencia. Los primeros pasos apuntaron a fijar precios de productos agrícolas, aumentar salarios, frenar el nepotismo, reorientar inversiones, planificar servicios educativos y de saneamiento.

El nuevo gobierno buscó construir una base política, sobre todo entre la juventud, a través de la creación de «samarias», tradicional forma de agrupación social. También expulsó a Djibo Bakarí –quien había vuelto del exilio y apoyaba al régimen– y firmó tratados bilaterales con Francia.

Durante la década de 1970 el país vivió un auge económico que tuvo su origen en el alza de precios internacionales del uranio, del que Níger es el cuarto productor mundial. El mineral representó el 90% de las exportaciones en el año 1980, cuando se terminó el llamado «milagro» debido a la caída tanto de la demanda del exterior como de los precios de este producto.

La deuda externa aumentó de 207 a 1.000 millones de dólares entre 1977 y 1983. Kuntché impulsó en 1983 un programa de ajuste estructural supervisado por el FMI, pero los precios favorables no retornaron y, además, la sequía en la zona sahelí se agravó entre 1984 y 1985. El gobierno también enfrentó desafíos políticos en 1983. Por un lado, resistió un intento golpista de ex-miembros de la policía secreta. Por otro, combatió la guerrilla de la etnia tuareg, que había iniciado un movimiento insurreccional en el norte.

En 1986 Kuntché falleció y el Comité Militar Supremo designó como su sucesor a Alí Seibou. El nuevo presidente nombró diez nuevos ministros y declaró una amnistía que posibilitó el retorno de los exiliados, por lo que los líderes Djibo Bakarí y Hamani Diori se reintegraron a la vida política. Diori falleció tres años después.

El 2 de agosto de ese año se formó el partido único Movimiento Nacional por la Sociedad en Desarrollo (MNSD), mientras que un Consejo Nacional de Desarrollo (CND) preparó una nueva Constitución que se plebiscitó y aprobó en 1989. En diciembre de 1989, Seibou ganó la presidencia en las primeras elecciones celebradas desde 1960.

La sequía de la zona sahelí hizo que el gobierno prestara especial atención a la producción agrícola y a los habitantes rurales (80% de la población). Un 32% del presupuesto público se destinó al desarrollo de políticas agrarias para el período 1980-1990. Un factor importante en este proceso fue que los sectores populares cocinaran con leña. Sumado a la permanente deforestación y a las sequías, el uso casi exclusivo de la madera como fuente de energía determinaba graves consecuencias ambientales. Atendiendo esta realidad, el Estado promovió la instalación de generadores solares y eólicos, intentó favorecer el desarrollo de la energía eléctrica y la fabricación de cocinas de menor consumo energético. Para detener el elevado consumo de leña, el gobierno también se propuso sextuplicar las tarifas aplicadas a la tala.

Ya en la presidencia, Seibou se benefició de una breve coyuntura económica favorable, determinada por la obtención, en 1989, de un excedente cerealero de 200 mil toneladas. Ali Seibou intentó conjugar su proyecto de un partido único, capaz de sintetizar las tendencias políticas de Níger, con sus promesas de una real democratización. A lo largo de 1990 la oposición política, sindical y estudiantil fue muy activa. Además de exigencias salariales o por una reforma educativa, el reclamo de pluralidad de partidos se expresó a través de grandes huelgas y manifestaciones duramente reprimidas por la policía.

El gobierno puso en marcha un plan de ajuste estructural, impuesto por el Banco Mundial y el FMI, y anunció el congelamiento por dos años de los salarios de los empleados públicos. En respuesta, trabajadores y estudiantes realizaron nuevas huelgas y manifestaciones. A fines de 1990, Seibou asumió públicamente el compromiso de instaurar un sistema democrático pluripartidario y creó la Conferencia Nacional para reglamentar las transformaciones políticas.

Luego de cuatro meses de trabajo, la Conferencia Nacional resolvió formar un gobierno de transición, encabezado por un primer ministro, Amadou Cheffou. André Salifou fue designado presidente del Alto Consejo de la República, organismo encargado de legislar en esta etapa. La situación del país nunca había sido tan crítica: el Estado estaba en quiebra, no se destinaban recursos para pagar los sueldos de los funcionarios públicos y los estudiantes no recibían el dinero de sus becas. En febrero de 1992 los guerrilleros tuaregs se levantaron nuevamente en armas.

En abril, Mahamane Ousmane se convirtió en presidente de Níger, con 55,4% de los votos en la segunda vuelta electoral. Los esfuerzos para llegar a un acuerdo que terminara con la insurrección de los guerrilleros tuaregs en el norte del país prosiguieron durante todo el año y gran parte de 1994. Los combates siguieron hasta que se firmó un acuerdo entre el principal grupo guerrillero, la Coordinación de la Resistencia Armada y el gobierno. El resultado más importante fue que el gobierno central concedió la autonomía en una parte del país a unos 750 mil tuaregs.

En medio de protestas estudiantiles por becas no pagas, el gobierno arrestó a 91 miembros de la oposición. En setiembre de 1994, el primer ministro Mahamadou Issoufou renunció tras el retiro de su grupo –Partido Nigerino por la Democracia y el Socialismo– de la coalición gubernamental, lo que dejó a esta última sin mayoría absoluta en el Parlamento.

En enero de 1995 una coalición opositora triunfó en las elecciones legislativas e inmediatamente censuró al primer ministro Boubacar Cissé Amadou, sustituyéndolo por Hama Amadou. Este último anunció que su primera medida sería un programa de austeridad económica y logró un acuerdo para el pago de los salarios atrasados de los funcionarios públicos.

La tensión entre el nuevo gobierno y el presidente se hizo cada vez mayor. En enero de 1996, un golpe de Estado militar derrocó a Ousmane. Éste fue sustituido por un Consejo de Salvación Nacional al mando del coronel Ibrahim Bare Mainassara, quien designó a Boukary Adji como primer ministro. En julio, Mainassara fue elegido presidente con 52% de los votos y disolvió la Comisión Electoral Nacional Independiente, lo que llevó a los principales partidos opositores a boicotear las elecciones legislativas de noviembre. En diciembre, tras la victoria de los partidarios de Mainassara, Boubacar Cissé fue designado nuevo primer ministro.

En octubre de 1997, Ali Sabo, coordinador de actividades del Frente por la Restauración y la Defensa de la Democracia, que reagrupaba a ocho partidos de la oposición, fue encarcelado por haber realizado declaraciones hostiles a Mainassara. En noviembre de 1997, fue designado primer ministro Ibrahim Hassane Mayaki en sustitución de Cissé.

La persecución política prosiguió en 1998, con la detención de varios opositores a Mainassara, y el clima social estuvo dominado por constantes manifestaciones antigubernamentales. Un año después, la Suprema Corte anuló algunos de los resultados de los sufragios realizados en marzo y llamó a nuevas elecciones. Tras una tensa semana, Mainassara fue asesinado por integrantes de su propia guardia presidencial el 4 de abril. El líder de los golpistas, Daouda Malam Wanke, fue nombrado presidente y jefe del Consejo Nacional para la Reconciliación, que gobernó por un período transitorio de nueve meses. La Asamblea Nacional fue disuelta por Hassane y temporalmente fueron suspendidos todos los partidos políticos.

La comunidad internacional presionó fuertemente para el retorno de la democracia y en octubre de 1999 se celebró la primera vuelta de las elecciones generales. En la segunda ronda, en noviembre, resultó vencedor el militar retirado Tandja Mamadou, del MSND, quien le ganó por amplia mayoría a Issoufou Mahamadou, ex primer ministro y portavoz del Parlamento.

El gobierno de Mamadou enfrentó varios problemas. Uno de ellos fue la amenaza que supone la caza indiscriminada de especies en peligro de extinción (jirafas, hipopótamos y leones), tradicional en los desiertos del norte. En febrero de 2001, Issoufou Assoumane, ministro de Medio Ambiente, advirtió que durante los últimos diez años los cazadores habían perpetrado una masacre en el país y que se restringirían los permisos de caza expedidos. Un año después, por decisión de la Asamblea Nacional, se prohibió la extirpación de clítoris, practicada por algunos grupos étnicos. Según un estudio de 1999, alrededor de 20 % de las mujeres de Níger habría sufrido este tipo de mutilación.

A pesar de los acuerdos firmados con los tuaregs, la violencia no cesó. En julio y agosto de 2003, se registraron enfrentamientos armados entre distintas pandillas por el control del comercio clandestino de petróleo y sus derivados en el delta del Níger. Los combates dejaron un saldo de entre 50 y 100 víctimas.

Durante 2003, el gobierno de Níger se vio involucrado en un conflicto internacional cuando informes de inteligencia presentados por los servicios secretos de EE.UU. y el Reino Unido afirmaron que Irak le había comprado uranio a Níger para construir bombas atómicas. Mamadou exigió que se presentaran pruebas de estas acusaciones. Éstas no aparecieron y el director de la CIA, George Tenet, debió admitir que el dato sobre la venta de uranio era falso. El gobierno británico, empero, no se retractó, aún cuando una delegación de expertos de la ONU llegó a la conclusión de que la información aportada por sus servicios secretos era falsa.

En julio de 2004 se realizaron las primeras elecciones locales en el país. Los partidos, en esa ocasión, respaldaron a Mamadou, quien obtuvo la mayoría de la representación en el gobierno. En diciembre, la Comisión Electoral de Níger anunció que Mamadou había sido reelecto presidente en la segunda vuelta electoral. Mamadou ganó con el 65% de los votos, mientras que el candidato opositor socialista, Mamadou Issoufou, obtuvo el 34.5% de los sufragios. Los observadores internacionales declararon que los comicios se realizaron de manera libre y justa.

A partir de abril de 2005, el gobierno negó sistemáticamente la existencia de una crisis alimentaria y presionó a los periodistas a acatar la línea oficial. Sin embargo, los los medios independientes publicaron reiteradamente artículos acerca de la misma y las estaciones de radio privadas permitieron que la población golpeada por la crisis hablara de ella. Para agosto, si bien reconocía escasez de alimentos en ciertas áreas, Mamadou seguía desmintiendo que el país estuviese padeciendo una hambruna, y aseguraba que tal versión estaba siendo explotada políticamente por partidos de la oposición y agencias de la ONU dedicadas a la asistencia. Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) negaba que hubiera habido exageración alguna, enfatizaba la existencia de zonas de malnutrición severa y comenzaba a distribuir alimentos en partes del sur del país. Otras agencias de ayuda, a su turno, afirmaban que el hambre estaba matando niños cada día.

En marzo de 2006, Naciones Unidas incluyó a Níger –el país con peores indicadores de pobreza y desarrollo humano en todo el planeta– en un petitorio de recolección de fondos para naciones africanas que padecían crisis alimentarias. La organización Médicos Sin Fronteras señaló que, en caso de que los países donantes no «hurgaran hondo en sus bolsillos», muchos nigerianos se enfrentarían a unos cuantos meses de desesperación. Un mal año de cosecha, en Níger, corta los recursos de buena parte de la población para los dos o tres años subsiguientes.

El Movimiento por la Justicia de Níger realizó, en junio de 2007, una incursión armada contra un puesto militar en Tazerzait, al norte del país. El ataque, que costó la vida a 13 soldados del gobierno, se enmarcaba dentro de las crecientes movilizaciones de los grupos tuaregs que acusaban al gobierno de no aportar soluciones para terminar con la marginación en la que se encontraban.