La isla de Taiwán fue originalmente habitada por poblaciones austronesianas, las mismas que llegaron hasta el archipiélago polinesio y Aotearoa/Nueva Zelanda, y que hoy subsisten divididas en una docena de grupos étnicos no asimilados por la cultura china.
En 1590 los portugueses descubrieron la isla, re-bautizándola «Ilha Formosa». Luego de la breve ocupación holandesa, a principios del siglo XVII, la isla fue incorporada al Imperio Chino durante la Dinastía Qing (Manchú) en el año 1683 y proclamada provincia de China en 1887. Durante ese período, regían en Taiwán los sistemas administrativos y políticos del continente chino y muchos inmigraron desde el continente.
Luego de la derrota china en la Guerra Sino-Japonesa de 1895, Taiwán se convirtió en colonia japonesa. La isla fue devuelta a China en 1945, luego de la rendición de Japón a fines de la Segunda Guerra Mundial.
Al principio, el pueblo de Taiwán vivió con regocijo el fin del colonialismo japonés, pero no tardó mucho en descubrir que la vida bajo el régimen autoritario del partido Kuomintang (KMT), dirigido por Chiang Kai-Shek, no se apartaba mucho del colonialismo.
El 28 de febrero de 1947, hubo una gran manifestación contra las autoridades del KMT. La primera reacción de éste fue levantar la ley marcial e invitar a la oposición a integrar una comisión de políticos, sindicalistas y estudiantes para discutir cambios posibles. Mientras, el gobierno se apresuró a incorporar al ejército 13 mil soldados más y al presentarse la oposición, el KMT asesinó en masa a gran parte de sus líderes. Otros terminaron en la cárcel.
En 1949, luego de perder la guerra civil, el gobierno del KMT, los sobrevivientes del ejército, parientes y seguidores huyeron del continente instalándose en Taiwán. Desde allí, y con el respaldo de los Estados Unidos, el KMT declaró a Taiwán asiento provisional de la República de China, dejando pendiente la reconquista del territorio continental.
Cuando estalló la Guerra de Corea y China respaldó a los coreanos del norte, Estados Unidos redobló su compromiso económico y militar con Taiwán, protegiéndolo como estado de primera línea en la batalla por la «defensa del mundo libre». Durante la Guerra Fría Taiwán se convirtió en paladín del anticomunismo y estableció relaciones estrechas con las dictaduras de Chile, Paraguay, Uruguay y Sudáfrica, entre otras.
La democracia se desvaneció. Empezaron las violaciones de los derechos humanos: manifestaciones, huelgas y partidos políticos fueron declarados ilegales y se impuso la ley marcial, todo con la excusa de la reconquista de la China continental. El Kuomintang instaló un sistema de gobierno que pretendía representar a toda China, con legisladores en representación de cada una de las provincias continentales.
La notable campaña de industrialización se inició en la década de 1970 cuando los tecnócratas del Banco Mundial y de Estados Unidos, en colaboración con el gobierno, aplicaron una estrategia de desarrollo orientada a la exportación. Estados Unidos dio ventajas en materia de finanzas, comercio y asistencia a un régimen que a cambio intimidó a una mano de obra que carecía de derechos y organización política.
En el período 1953-1985, Taiwán creció al rápido ritmo de 8,6% anual, y pasó a ser uno de los cuatro «nuevos países industrializados», conocidos como los «tigres de Asia Oriental». Se alcanzó un alto nivel de desarrollo en la producción de plásticos, productos químicos, construcción naval, en la industria ligera de prendas de vestir y en electrónica. El crecimiento estaba orientado a la exportación y la isla se convirtió en el segundo país con mayor excedente en la balanza comercial, junto con Estados Unidos, superado sólo por Japón.
En 1971, Estados Unidos decidió estrechar vínculos con China y no volvió a vetar el ingreso de esta nación a la ONU. Taiwán perdió su representación en ese organismo. En 1979, Estados Unidos rompió oficialmente relaciones diplomáticas con Taiwán.
El país vivía una encrucijada económica: la isla dependía de algunos mercados exportadores y de industrias que exigían mucha mano de obra, pero las naciones importadoras querían un comercio más equilibrado. A su vez, la mano de obra de Taiwán ya no era de tan bajo costo como la de algunos vecinos asiáticos.
Los tecnócratas insistieron en la necesidad de un sistema político más abierto para poder competir. A su vez el KMT enfrentaba una crisis interna, los viejos políticos apenas podían aferrarse al poder.
Un sector importante de la oposición comenzó a cuestionar tanto la política autoritaria del KMT, como la conocida tesis común a Taipei y Beijing de «una sola China», que Deng Xiaoping formulara conciliatoriamente como «una nación, dos sistemas», es decir, reincorporada a China, Taiwán continuaría con su modelo socio-económico, de manera similar a la prometida para Hong Kong.
El 15 de julio de 1987, la ley marcial fue formalmente dejada sin efecto. La actividad sindical creció y se formaron fuertes grupos independientes dentro del sistema sindical. Sus dirigentes fundaron estructuras políticas paralelas: el Partido Laborista y el Partido de los Trabajadores.
Mientras el KMT se opuso a la independencia, miembros del PDP formaron la Nueva Corriente, proponiendo el autogobierno. Otros grupos reclamaron la autodeterminación y un referéndum al respecto.
Desde 1994 se empezaron a oír reclamos por un camino independiente para Taiwán, abandonando la idea de ser el gobierno representativo de todos los chinos. Sin embargo, dada la oposición de Beijing a todo lo que acercara a la independencia de la isla, los esfuerzos de Taipei por ser aceptado en la ONU fueron vanos.
En diciembre se realizaron las primeras elecciones municipales multipartidarias. Los electores repartieron sus votos principalmente entre el gobernante Kuomintang y el recientemente fundado Partido Democrático Progresista (PDP).
En 1995, las relaciones económicas con Beijing se intensificaron. Taiwán pasó a ser el segundo inversor «extranjero» en China después de Hong Kong. No obstante, las relaciones entre ambos países se deterioraron, tras la visita privada del presidente taiwanés Lee Teng a Estados Unidos en junio. En julio y agosto, Beijing realizó pruebas de misiles en aguas situadas a 140 kilómetros de Taiwán.
Lee Teng, del Kuomintang, triunfó el 20 de marzo en las primeras elecciones presidenciales con sufragio directo de la historia de la isla.
En julio, China realizó una demostración de fuerza militar frente a costas taiwanesas, en coincidencia con el traspaso del enclave de Hong Kong. Un mes después renunció el primer ministro, Lien Chan. Fue sustituido por Vincent Siew.
En abril de 1998, China y Taiwán resolvieron reanudar conversaciones directas, tras la ruptura del diálogo entre ambas partes en 1995.
Durante las semanas previas a los comicios presidenciales de 2000 Beijing anunció que podría recurrir a la fuerza si Taipei rehusaba la unificación. El anuncio fue realizado como respuesta al empuje electoral del PDP, que a través de su candidato, Chen Shui-bian, aseguraba que en caso de triunfar, convocaría a un referéndum para decidir el futuro estatus de la isla.
La presión exterior no favoreció al KMT, que en los comicios del 18 de marzo perdió por primera vez en la historia el poder sobre la isla. El vencedor fue el PDP, seguido por el candidato independiente James Soong, un ex jerarca del KMT que formó una nueva agrupación.
A fines de 2000, Taipei permitió los contactos comerciales directos entre las islas taiwanesas de Qinmen y Matsu, en la misma costa de China, con la República Popular. Hasta entonces, los lazos comerciales eran indirectos y pasaban como todo el comercio chino-taiwanés por Hong Kong o Macao. A comienzos de 2001, tras más de 50 años de aislamiento, Taiwán y China inauguraron los primeros enlaces directos entre sus territorios.
El Kuomintang perdió la mayoría parlamentaria en las elecciones legislativas de diciembre de 2001, dando fin a la hegemonía política de la formación que llevó a cabo el llamado «milagro taiwanés», gobernando con mano dura desde 1949.
A fines de 2003 el presidente Chen propuso la implementación de un «referéndum defensivo», con el objetivo, según manifestó, de mantener el statu quo de Taiwán y «ayudar a consolidar la defensa psicológica de nuestro pueblo», además de «concitar la atención mundial sobre la amenaza militar de China continental a Taiwán».
Chen prometió, en mayo de 2004, reformas constitucionales que no tocarían asuntos delicados como la soberanía y la independencia. El resultado de las elecciones parlamentarias de diciembre limitó, dada la paridad, las posibilidades de Chen de reformular drásticamente su relación con Beijing. Chen había amenazado a China con rescribir la constitución, eliminar la palabra «China» del nombre de sus oficinas diplomáticas de ultramar y buscar ingresar a los organismos internacionales.
Beijing respondió a las señales de Taipei, en marzo de 2005, cuando el Congreso Nacional de Pueblo aprobó una ley anti-secesión, que afectaba directamente a Taiwán y que ponía bajo forma de legislación la reiterada amenaza de atacar la isla. Un mes después, por primera vez desde 1949, se encontraron líderes nacionalista y comunistas cuando Chen viajó a China. Durante su estadía, Chen señaló que «la forma era buscar cosas en común dentro de nuestras diferencias y acumular buena voluntad» y que ambos pueblos querían «diálogo y reconciliación, no confrontación».
El alcalde de Taipei, Ma Ying Jeou, fue electo en julio de 2005 como nuevo líder del KMT. Ma declaró que su único objetivo era preparar al partido para ganar las elecciones de 2008. En diciembre, el KMT ganó las elecciones municipales, lo que fue leído como un voto castigo al gobierno de Chen.
Taiwán decidió, en febrero de 2006, retirarse del Consejo Nacional de Unificación –un organismo que buscaba instrumentar la reunificación con China–. Beijing calificó la opción como desastrosa y a Chen como «problemático para Taiwán y para toda la región de Asia y el Pacífico».
Tras un escándalo de corrupción que involucró a algunos familiares, en junio de 2006, Chen anunció que delegaba algunos de sus poderes gubernamentales al primer ministro, pero aclaró que mantendría el control de la política exterior, la defensa y las relaciones con China.
En noviembre de 2006, la esposa del presidente Chen fue acusada de corrupción y se anunció que el propio presidente debería enfrentar cargos similares en el futuro, pese a su inmunidad presidencial. Muchos vieron en el anuncio, un claro indicador de la independencia del sistema judicial taiwanés.
Una prueba con misiles crucero, capaces de alcanzar las ciudades de Hong Kong y Shnaghai, en China, fue realizada por Taiwán en febrero de 2007. La tensión creció con la decisión de Beijing de aumentar un 18% sus gastos de defensa, en 2007, y la de Estados Unidos de incrementar su ayuda militar a Taiwán.