Relaciones Internacionales
|
|
|
La guerra, hoy día, es rara vez una confrontación clásica entre las fuerzas armadas de dos o más estados. Los enormes desequilibrios entre los poderes políticos, económicos y militares han promovido el desarrollo de nuevas formas de conflicto que desafían la perspectiva convencional de la guerra.
|
|
|
|
El estado "descarriado"
Conjugando "amenazas", tras la Guerra del Golfo
Pérsico, el entonces presidente de Estados Unidos, George
Bush, señaló que los principales peligros que
enfrentaría la paz mundial serían los "Iraks
del futuro". Con esto se refería a estados del Sur
que tuvieran armas de destrucción masiva, patrocinaran
el terrorismo y amenazaran intereses estadounidenses en cualquier
rincón del planeta. En 1997, la entonces secretaria de
Estado en la administración que sucedió a Bush,
Madeleine K. Albright, declaró que los "estados
descarriados" (rogue states) "tienen como único
propósito destruir el sistema internacional".
Los términos "estado paria" y "estado criminal"
habían estado de moda en Washington desde la década
de 1970, pero durante la administración de Bill Clinton
se definió ese nuevo término a los Iraks del futuro
(que ya eran su presente), una criba que le permite seguir erigiéndose
en árbitro de la "comunidad internacional". De
alguna manera, a partir de su propia ambigüedad, el término
implica a estados a los que se considera "criminales",
"patanes","granujas", "descarrilado"
o simplemente "descarriados". Si alguna vez el término
trató de referir a estados que no adhirieran a la normativa
del derecho, con el correr del tiempo se volvió una muletilla
elástica que se utiliza para demonizar conductas como para
organizar campañas en pro de apoyo político.
Soberanía y descarrilamiento
La mera adjetivación de estados miembro de Naciones
Unidas implica un avasallamiento de la soberanía para
aquellos que son incluidos en la "lista negra". El pacto
de soberanía de los estados miembro era, por definición,
el del relacionamiento igualitario entre los estados del planeta,
pero los listados de países "descarrilados" implica
que, más allá de Naciones Unidas, es Estados Unidos
quien marca las pautas (o si se quiere las vías férreas)
del itinerario mundial. Se es criminal si se transgrede una ley,
se es granuja si se viola un marco moral, se es descarriado si
se aparta del rebaño, se es descarrilado, finalmente, si
se sale de la vía. El hecho de que el listado generado
por Washington de países descarriados incluya también
a Cuba, que no transgrede ninguna norma de la comunidad internacional,
es un claro indicio de que se es granuja-descarrilado no en relación
a la comunidad internacional sino a los intereses de Estados Unidos.
Más aún, si bien el término en apariencia
referiría a violaciones de normas internacionales aceptadas,
el mismo carece de toda validez en el derecho internacional. Deriva,
fundamentalmente, de una cultura política, como la estadounidense,
que ha visto tradicionalmente las relaciones internacionales como
un conflicto entre las fuerzas del bien y las del mal (y que percibe
a Estados Unidos como principal paladín de las primeras).
Y dada su escasa base analítica y el hecho de que su uso
es eminentemente político, genera contradicciones, ya que
a la lista de "descarrilados" se ingresa selectivamente,
de acuerdo a los intereses políticos de Washington, y no
por "méritos".
Más allá de esta agonística del Bien y del
Mal, en términos de conducta, la comunidad internacional
se confronta a menudo con el mismo miembro descarrillado. Y éste
no es otro que Estados Unidos, país que se retira unilateralmente
de los Protocolos de Kioto o -en solidaridad con
Israel- de la Cumbre Mundial contra el Racismo, o decide
desconocer los pedidos de diversas cortes nacionales que solicitan
la comparecencia de su ex secretario de estado Henry Kissinger.
En los mismos vagos términos en que el término "estado
descarrilado" es aplicado a Irán o Corea del Norte,
desde la óptica de la comunidad internacional, éste
le cabría mejor a Estados Unidos, país que, desde
1945 hasta el presente, ha intentado derrocar más de 40
gobiernos soberanos y aplastar a más de 30 movimientos
populares nacionalistas que luchaban contra regímenes intolerables.
En este proceso, Estados Unidos ha causado la muerte de millones
de personas y condenado a muchos otros millones a vivir en la
desesperación.
<<
Volver
|