Nasreddin Hodja, un simpático
maestro que vivió en Medio Oriente hace casi mil años, había tomado prestada
una olla de su vecino. El tiempo pasaba y la olla no volvía, por lo que el
vecino llamó a su puerta.
Hodja Effendi, si ya
terminaste de usar la olla; ¿podría llevármela? Mi esposa la necesita hoy
mismo”.
Cuando Hodja volvió con la
olla, el vecino se percató de que en su interior había una ollita.
“¿Y esto qué es?”
`¡Felicitaciones, vecino!
Tu olla dio a luz una ollita bebé”, dijo Hodja.
El vecino, encantado,
agradeció a Hodja, tomó su olla y la ollita nueva, y se fue a casa.
Unas semanas después, Hodja
pidió prestada la olla nuevamente. Y una vez más, demoraba una eternidad en
devolverla. El vecino no tuvo más remedio que volver a pedirla.
`Ahh…', se lamentó Hodja,
`Me temo que tu olla murió.'
`Hodja Effendi, eso no es
posible. ¡Una olla no puede morir!”, exclamó el incrédulo vecino.
`¿Mi estimado amigo, si
aceptaste que puede dar a luz por qué no puedes creer que también puede morir?
* * *
¿No somos todos un poco
como el vecino de Hodja? A diario nos bombardean los mensajes de demagogos y
publicistas que al parecer piensan que todo el mundo está dispuesto a aceptar
con entusiasmo teorías ridículas que ‘explican’ lo que de todas formas
queremos creer. Pero ellos son más sutiles que Hodja y jamás nos confrontan
con la agria consecuencia lógica de nuestra propia credulidad. Para complacer
al público, las ollas de los medios de comunicación modernos siempre dan a
luz, pero nunca mueren.
En la Guía del Mundo
respetamos a nuestros lectores, más aun porque muchos de ellos son estudiantes.
No están dispuestos a creer en ollas moribundas, pero para empezar tampoco
quieren oír que dan a luz. Este es un texto de referencia, y su principal
objetivo es proporcionar datos y detalles. Pero decidimos denominarlo “Guía”
porque deseamos ofrecer algo más que una colección de cifras, fechas y
nombres, y presentarlo de tal manera que estimule el pensamiento crítico sobre
nuestro complejo mundo contemporáneo.
Desde sus inicios a mediados
de la década de 1970 la Guía se alejó de las explicaciones hechas en serie,
en un intento expreso por destacar el punto de vista de lo que algunos llaman el
“tercer mundo” y otros el “Sur global”: las mayorías excluidas, las víctimas
de la globalización, las voces desoídas de los pobres, las mujeres, los
pueblos indígenas.
El equipo editorial del
Instituto del Tercer Mundo dirigido por Amir Hamed trabajó con dedicación y
orgullo en los últimos dos años para mantener esta tradición y al mismo
tiempo renovar el producto y hacer de esta nueva edición de la Guía del Mundo
no sólo una versión actualizada de la anterior, sino una herramienta
totalmente reformulada, con secciones nuevas, más diagramas, una diseño más fácil
de leer y el máximo nivel de excelencia.
En definitiva, como enseñaba
mi abuela, nunca le devuelvas a tu vecino una olla vacía… y con ese espíritu
le ofrecemos al lector alimento para el pensamiento con lo mejor de nuestros
sabores locales.
Roberto Bissio
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